(Continuación) Fue durante el siglo XIX cuando la ciencia empezó a comprender que los
alimentos de los que nos nutrimos, se componen básicamente de hidratos de carbono, grasas y proteínas.
Y sabiendo como sabemos, porque lo conocemos,
cómo es el hombre de listo, a nadie extrañará que pasara muy poco tiempo hasta que se pusiera
manos a la obra y empezara a sintetizar, a partir de estos nutrientes, cualquier
sabor, textura y propiedad alimentaria.
Todo parecía posible en este nuevo proceso
constructivo que algunos llaman ahora restauración,
y que los utiliza como ladrillos moleculares básicos. Un adelanto que tenía que
aparecer en las cocinas de nuestras postales del año 2000.
Claro que esto era la teoría y lo cierto es
que la práctica no se ha alejado mucho, vean si no la imagen de la postal, curiosa
donde las haya. Con un vestuario propio de cocina clásica, el cocinero y sus dos
pinches utilizan en realidad instrumental de laboratorio químico del siglo XIX que
está repartido por toda la cocina ¿Estarán fabricando comida en píldoras? (Continuará)
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