E.S.C.: Su
nueva doncella, Jennifer, ha recibido órdenes de retirar todos los jaboncillos
de su habitación, y de no dejar ninguno más. A su entera disposición. Sr.
Fernández. Recepción.
Sr. Sánchez:
Ayer noche llegué tarde y para mi sorpresa, se habían llevado todas las
pastillas, ¡incluida la mía! No tuve más remedio que pedir jabón al botones y
me trajo cuatro (4) botecitos de champú y un (1) bote grande de gel de baño.
Dice no saber nada de mi pastilla. Sr. Contreras.
E.S.C.: He
informado a Recepción de lo suyo con los jabones. Es del todo inconcebible. No
se preocupe porque he tomado las medidas necesarias a fin de resolver su
jabonoso problema. Por favor acepte nuestras disculpas. Sr. Sánchez.
S.F.: ¿Quién demonios ha dejado cincuenta
y cutaro (54) jaboncillos en mi habitación? ¡No quiero sus jaboncillos! Tan
solo quiero mi pastilla y les exijo que me la devuelvan ¡Es mía! Sr. Contreras.
E.S.C.: Se
quejó de demasiado jabón, y mandé retirarlos. Entonces se quejó de que su jabón
había desaparecido y, personalmente, me ocupé de restituirle los veinticuatro (24)
jaboncillos retirados, más los tres (3) que le corresponden diariamente. No sé
nada de un jabón tamaño normal, en este hotel no se usa ese tipo de jabón
porque, compréndalo, resultaría demasiado derroche.
Eso
sí, a cambio le dejé tres (3) botecitos de gel de ducha en su botiquín. Pero al
parecer, Jennifer, ignoraba este hecho por lo que dejó, también, veinticuatro (24)
jaboncillos y los tres (3) del día, ya sabe. Esperando que todo esté a su
gusto. E. Fernández.
S.F.: Le remito este breve y
actualizado inventario jaboneril. Al día de hoy obra en mi poder:
En
el estante del baño, dieciocho (18) jaboncillos en cuatro (4) montones de cuatro
(4) y un (1) montoncito de dos (2). Encima del aparato de toallitas, once (11)
jaboncillos en dos (2) montones de cuatro (4) y un (1) montoncito de tres (3).
En
el estante del armario ropero, tres ( 3) botecitos de champú. Dentro del
botiquín, doce (12) jaboncillos en tres (3) montones de cuatro (4). En la
jabonera de la ducha, seis (6) jaboncillos casi convertidos en sopa de jabón.
En la esquina noroeste de la bañera, un (1) bote de gel de baño a medio usar. Y
en la noreste, seis 6 jaboncillos en dos (2) montones de tres (3).
Por
favor, diga a Jennifer que cuando limpie mi habitación, deje bien ordenados los
montoncitos de jabón. Dígale también que si los apila en montones de más de cutaro
(4), tenga cuidado, pues tienen tendencia a caerse ¿Podría sugerir que los
futuros aprovisionamientos de jabón se almacenaran en el marco de la ventana?
A
mi humilde, aunque ya experto entender es un sitio ideal todavía sin usar. Una
cosa más. He comprado otra pastilla de jabón de tamaño normal, que me tomo la
molestia de depositar a diario en la caja fuerte del hotel. Un acto que, aunque
no lo crea, me tranquiliza. Hasta sus mismísimos jabones. Suyo, Sr. Contreras.
Y
bien ésta es el sucedido de los jaboncillos del que les hablaba. Completa hasta
donde me acuerdo, apócrifa sin duda y divertida creo.
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