Estando
de charla la otra tarde, un viejo conocido con muy buena memoria me recordó la
divertida historia hotelera de “los jaboncillos de la habitación 719”. Y así de
memoria, aunque nunca la tuve muy buena, mal que bien se la pongo negro sobre
blanco.
Está
basada en un intercambio de notas que supuestamente tuvo lugar entre un cliente
del hotel, el Sr. Contreras de la 719 y, en un principio, el servicio de
habitaciones. Todo empieza con una simple nota escrita del cliente, algo de lo
más normal. Lo malo es que con el tiempo se complica.
Señora de la Limpieza:
Por favor no vuelva a dejar más jaboncillos en mi cuarto de baño. Tengo mi
propia pastilla de jabón de tamaño normal, y no utilizo otra. Retire cuando
pueda, los seis (6) jaboncillos que
están junto al grifo del lavabo y los otros tres (3) de la jabonera de la
ducha. Muy agradecido, Sr. Contreras
Estimado Cliente: No
soy la señora de la limpieza que atiende su habitación habitualmente, ya que
hoy es su día de fiesta. Sin embargo, siguiendo sus instrucciones, he retirado
los nueve (9) jaboncillos (los he puesto encima del aparato de toallitas, por
si cambia de opinión). Sólo están los tres (3) que he dejado hoy, siguiendo las
órdenes del jefe de servicio. Julia, limpiadora de apoyo.
S.L.: Espero que ya sea la señora de la
limpieza habitual. Parece ser que Julia no le habló de mi nota jabonera, ya que
me he encontrado otros tres (3) jaboncillos más, debajo del botiquín. Como voy
a estar veinte días en el hotel y me molestan al afeitarme, me estorban al
lavarme los dientes y ¡no los voy a necesitar para nada!, le ruego que los
retire lo más pronto posible. Sr. Contreras.
Estimado Sr. Contreras: El pasado miércoles fue mi día libre, por lo que la doncella suplente
dejó los tres (3) jaboncillos que, como bien sabe, mandan los jefes de servicio
del hotel se haga a diario.
He recogido los seis (6) jaboncillos del estante
-que le molestan en su aseo personal- y los he puesto en la jabonera de la
ducha, donde había una pastilla de jabón -que, al parecer, le pertenece- y que
he guardado en el botiquín, por falta de espacio en la jabonera.
He
dejado tres (3) jaboncillos que por norma se guardan en el botiquín, para el
caso de entrada de un nuevo cliente en la habitación. Los pongo ahí, confiada
en que no le molesten. Por favor, dígame si puedo serle de alguna otra ayuda.
Su limpiadora habitual, Paqui.
E.S.C.: El
gerente, Sr. Sánchez, me ha informado de su jabonosa insatisfacción con el,
para usted molesto, servicio de limpieza de habitaciones. Le hemos asignado una
nueva doncella. Con nuestras disculpas
y a su entera disposición, E. Fernández. Recepción.
Sr. Fernández: Al
serme imposible conectar con usted, llamé al Sr. Sánchez ayer noche para ver si
podía hacer algo con mi ya resbaladizo problema. La nueva doncella ha vuelto a
dejar tres (3) jaboncillos en el botiquín más los tres (3) del día, ya sabe que
son preceptivos.
Llevo cinco (5) días y ¡tengo veinticinco (25)!, ¿por qué me hacen
esto? Sr. Contreras. (Continuará)
Poco científico, pero muy divertido. viene bien de vez en cuando.
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