El propio autor cuenta que en la última década del siglo pasado,
sufrió una crisis creativa de la que salió tras ver a un señor subido a una
escalera limpiando cristales.
Fue como si su reflejo visual actuara de detonante para una
nueva etapa. Desde entonces ya no aparecen personas en sus fotos, y son objetos inanimados los
que recrean sus imágenes mentales.
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