(Continuación) Y para estotros, que quizás ese chiste
barato podría estar relacionado con el hecho de que en EEUU la palabra ‘bang’ es
también sinónimo de “coito”, por decirlo fino.
Y claro, dado que estos tipos son unos completos nerds, para ellos un “gran coito” por supuesto que no pasa del
terreno de la pura teoría, vamos que en su caso es una posibilidad meramente
especulativa.
Hasta aquí llega lo que por ahora quiero decirles de este tema, que es el
momento de hablar del grupo musical que la compuso.
Barenaked Ladies
Damas semidesnudas
o BNL es un grupo canadiense de rock
alternativo formado en 1988, que si tiene algo que les caracterice estos son sus
magníficos directos, su extraordinaria capacidad para parodiar (es célebre la
imitación que hace de Robert Plant,
del conocido y reconocido grupo Led
Zeppelin, y de su famoso tema All of
my love. De lo más recomendable por desopilante). Y por último, su prodigioso
ingenio para improvisar canciones humorísticas durante sus actuaciones.
Dicen que fue durante uno de sus conciertos al que habían
asistido los creadores de la serie, Chuck Lorre y Bill Prady, y tras escuchar cómo
el guitarrista Ed Robertson cantaba
un tema sobre la disciplina del espacio llamada cosmología, cuando decidieron sería el idóneo para escribir la
sintonía de la serie.
Una elección que sin duda resultó crucial. Y es que Ed
era un apasionado de la ciencia y en aquellos momentos, para más inri, acababa
de leer un libro de 2005. Uno de título corto, ‘Big Bang’, y de subtítulo muy largo, ‘El descubrimiento científico más importante de todos los tiempos y
todo lo que hay que saber acerca del mismo’, del indo-británico Simon Singh (1964), autor especializado
en la divulgación de matemáticas y ciencias.
No les puedo decir si al guitarrista le gustó o no el libro, no llego hasta
ahí, pero lo que sí les puedo asegurar es que de entrada, a Robertson, no le
agradó mucho el encargo musical.
Resulta que no era la primera vez que componía canciones para el cine y la
televisión con nulo resultado comercial. Hasta entonces nunca le habían
aceptado una de sus composiciones, de modo que se dijo que para otra negativa
siempre estaba a tiempo. Así que no, no la haría. Todos tenemos nuestro
corazoncito.
Sin embargo, aun escarmentado, soltó la caña con un anzuelo que, de ser
picado, podría satisfacer su vanidad y hacer que aceptara el encargo: les
preguntó que a cuántos músicos le habían pedido que la escribiera. Y cuando
supo que él era la única opción que se habían planteado, aceptó la oferta.
De forma breve, lo que les acabo de contar pasa por ser la intrahistoria de
la canción The History of Everything,
que escuchamos durante la cabecera de presentación de cada uno de los capítulos
de estos singulares científicos y sus andanzas.
No hay comentarios:
Publicar un comentario