De nuevo el joven grafitero sirio, Abu Malik. Quien durante dos años, desde el verano de 2014 hasta el verano de 2016, dejó
sus murales en decenas de lugares a lo largo de Darayya, a 10 km del centro de
Damasco.
Éste que les traigo hoy está en lo que fue una escuela antes de ser bombardeada, y el niño ha
escrito, en lo que queda de pizarra: “Solíamos bromear y decir, Dios por favor destruye la escuela... y lo
hizo”.
Terrible.
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