(Continuación) El nuevo descubrimiento es obra del mismo equipo científico
que hace nueve meses anunciaba el hallazgo de los tres primeros mundos
alrededor de la estrella enana. De modo que en realidad, lo que han descubierto
en este tiempo transcurrido son sólo cuatro.
Es más, lo que el equipo holandés ha logrado ver ahora es que uno de esos
tres planetas iniciales, en verdad son tres planetas diferentes. Que junto a otros
dos encontrados, estos sí nuevos, hacen el total de siete planetas para el sistema
de Trappist-1.
Desde el punto de vista humano y técnico, la investigación ha sido llevada
a cabo por un equipo internacional de científicos, y se ha realizado con
observaciones efectuadas tanto desde la superficie terrestre -con telescopios
de Chile, Hawai, Marruecos, Sudáfrica y Canarias-, como desde el espacio -con
el telescopio espacial Sptizer de la
NASA, a lo largo de veinte días de seguimiento-.
Planetas
extrasolares
Denominados así por orbitar una estrella diferente a la nuestra, el Sol, sobre su existencia el hombre desde
mucho tiempo atrás, ha pensado en su posibilidad, si bien es cierto que no eran
más que meras especulaciones.
No fue hasta finales del siglo XX cuando estos objetos celestes pudieron
ser objeto de investigación, gracias a los desarrollos científicos y
tecnológicos.
La primera detección confirmada de un planeta extrasolar, orbitando
alrededor de una estrella, tuvo lugar en 1995 y desde entonces su número no ha parado
de crecer año tras año.
Es más, en las casi dos docenas de años transcurridos
desde entonces, se han hallado unas tres mil quinientas (3 500) “tierras” fuera
de nuestro sistema solar. Un número que invita a imaginar y echar números.
Por ejemplo en nuestra galaxia espiral, la Vía Láctea, junto con el Sol se estima que pueden existir alrededor
de unos doscientos mil millones (200 000 000 000) de estrellas. Que nada más
que con una media de un planeta por estrella, nos pone en miles de millones de
posibilidades de que haya planetas parecidos a la Tierra.
Lo que resulta esperanzador, más que nada por aquello de que nuestro
planeta tiene fecha de caducidad, y podría hacerse un tanto perentorio la
búsqueda de nuevos entornos habitables y propicios para la vida. Una
alternativa vivencial como quien dice.
Una búsqueda de exoplanetas en la que este último descubrimiento podría ser
una pieza significativa y determinante a la hora de montar el puzle del futuro
hogar del hombre. (La Tierra es la cuna
de la humanidad, pero no podemos vivir para siempre en la cuna).
Visto con perspectiva, es más que posible que el nuevo sistema Trappist-1 cambie uno de los paradigmas de la investigación
espacial, y con él una cuestión. Que ahora no sea si encontraremos un planeta
como la Tierra, sino cuándo lo haremos.
Lo que está bien. Pero, ¿qué sabemos en realidad del sistema Trappist-1, suestrella y planetas? ¿Por qué se llama así?
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