Dicen que tendemos a imitar lo que vemos en los medios de comunicación. Puede que sea así, pero tengo para mí, que no es éste el caso.
Ni el monstruosos motivo del tatuaje, ni el lugar del cuerpo en el que se ha realizado, es de lo que se suele ver por ahí.
Y mira que me cae bien el monstruo de Frankenstein, la moderna versión de Prometeo. Ustedes ya me entienden.
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