Un inicio a mediados o finales porque ya comentamos que hay exégetas que lo marcan en 1492, con el descubrimiento de América por Cristóbal Colón.
Mientras que otros lo hacen en 1453 con la Caída del Imperio Bizantino, la invención de la imprenta y el fin de la Guerra de los Cien Años.
Y un final que para qué engañarles, también está disputado. Para unos nos llega con la Independencia de los Estados Unidos en 1776 y para otros lo hace en la década posterior, con la Revolución Francesa de 1789.
En fin un baile de fechas que no hace al caso para el asunto que nos trae, el de los científicos panteístas modernos, porque a mi entender sólo hay uno.
El quemado por hereje en la hoguera, Giordano Bruno (1548-1600). Una condena herética por cierto, no bien aclarada del todo. Pero empecemos por el principio.
Giordano fue un religioso, filósofo, astrónomo y poeta italiano, que tenía sus propias ideas sobre algunos asuntos de los cielos y de la tierra. Unas ideas que iban contracorriente, lo que a él no parecía importarle.
El caso es que, con sus hipótesis cosmológicas y físicas del universo, fue más allá de donde el propio Nicolás Copérnico había llegado unos años antes. Por ejemplo y entre otras, proponía que el Sol no era más que una estrella, sólo una entre un sinfín de ellas.
Un mal asunto para empezar.
Nicolás Copérnico (1473 1543)
Les supongo al tanto de los movimientos del polaco. En 1530 Copérnico concibió un modelo heliocéntrico al pensar que los cálculos de los movimientos planetarios se simplificarían, si se consideraba que el Sol es el centro del Universo y que los planetas giran en torno a él describiendo trayectorias circunferenciales, siendo la Luna un satélite de la Tierra que gira en torno a ésta.
Es decir todo un cambio del modelo geocéntrico imperante y heredado de Ptolomeo.
Y aunque en principio Copérnico tiene el nihil obstat del Papa Clemente VII para su publicación, no es hasta 1540 cuando accede a hacerlo. Aun así hay que esperar a 1543 para que aparezca el primer ejemplar del libro, titulado De revolutionibus orbium caelestium.
O sea tres años después. Y no fue un plazo de tiempo elegido al azar. Copérnico recibe el primer ejemplar en su lecho de muerte. Sin duda sabía lo que se hacía. O sea.
No en vano el heliocentrismo era una concepción del Universo contraria a la Biblia y a las teorías de Aristóteles, que encontró una fuerte oposición por parte de las autoridades. De hecho fue denunciada como “falsa y opuesta a las Sagradas Escrituras”.
De revolutionibus... fue incluido en el índice de libros prohibidos, y Copérnico fue acusado de loco y hereje por el mismo Martín Lutero. Pero claro a él ese asunto ya poco le iba.
No obstante a Giordano Bruno sí, y a él le faltó esa visión de supervivencia copernicana.
Giordano Bruno (1548-1600)
Desde el punto de vista de la física, Giordano apuesta por la relatividad del movimiento, pues intuye que la Tierra no está quieta. (Continuará)
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