domingo, 20 de diciembre de 2015

Relatividad, Mileva Maric y siglo XIX (y 2)

(Continuación) Durante esa estancia ella estudia teoría de números, cálculo diferencial e integral, funciones elípticas, teoría del calor y electrodinámica. Una formación de lo más actual y conveniente.

Pero no todo iba a ser estudios y clases en la distancia. Entre unos y otras, el imposible contacto físico lo cambian por el epistolar y es en esta correspondencia entre compañeros, cuando empieza a aflorar una atracción romántica entre ellos.

Piensan que son almas gemelas. Y lo cierto es que en esos momentos lo eran. O así lo sentían.

1900. Fin de estudios y carta
Mientras, el tiempo pasa, ella vuelve y la pareja inicia una relación sentimental muy fuerte, a la vez los estudios continúan. Preparan juntos los exámenes; ella le da clases de matemáticas, que nunca fueron el fuerte de Einstein; comparten el interés por la ciencia y la música; etcétera.

En fin, que hablaban el mismo lenguaje. Cosas de enamorados y las flechas de Cupido.

Y por supuesto tras cuatro (4) años de amor y estudios, el fin del periodo universitario llega. Pero no para todos. Mileva suspende el examen final y ha de repetir curso. Es la única que no aprueba de los cinco (5) que se presentaron al examen de licenciatura.

Aunque a Albert no es que le fuera muy bien. Quedó el cuarto por notas de modo que, mientras los tres primeros obtuvieron un puesto como asistentes en el Politécnico, él se tuvo que marchar.

Es en una de las cartas que se intercambian ese verano donde Einstein le escribe: “Estoy solo con todo el mundo, salvo contigo. Qué feliz soy por haberte encontrado a ti, a alguien igual a mí en todos los aspectos, tan fuerte y autónomo como yo”.

Ya pero...
¿Qué significado dar a ese “alguien igual a mí en todos los aspectos, tan fuerte y autónomo como yo”? ¿A qué aspectos se refería? ¿También a los científicos?

Lo digo porque no debemos olvidarnos de la formación académica y el alto nivel intelectual de Mileva.

Visto así se hace raro no pensar que, dada la unión tan grande que tenían y el tiempo que pasaban juntos, no dedicaran algunas horas a discutir sobre diferentes cuestiones científicas.

¿Pudo estar en algunas de ellas, el embrión de la relatividad restringida de años después?

En la opinión de algunos exégetas, ésta de novios, es una de las cartas que pueden evidenciar que sí. Que Albert debatió con Mileva aspectos relativos a la relatividad. Y según ellos no es la única.

En otras él, el hombre, le da el trato de colega a ella, la mujer. Incluso, alude al trabajo como “nuestro trabajo sobre el movimiento relativo”.



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