martes, 29 de diciembre de 2015

Entre fotografía y cine

(Continuación) El éxito fue clamoroso. Nadie se quería perder la sorprendente visión que ofrecía la programación de cada día: nada menos que imágenes en movimiento.

La programación del día
El programa constaba de una docena de películas de quince a veinte metros (15-20 m) cada una, con una duración total de unos veinte minutos (20 min).

Entre ellas, algunas de las que hoy día están consideradas clásicos del ¿séptimo arte?: La llegada de un tren a la estación y El regador regado, dos de los mejores filmes de los hermanos.

La llegada... fue la que más impresionó, pues causó auténtico pánico entre el público al hacer creer que el tren se abalanzaba sobre los presentes en la sala. Y es que las personas no estaban a acostumbradas a ver movimiento en las imágenes.


Y naturalmente no faltaba La salida de la fábrica Lumière en Lyon, una versión del documental que Louis había dirigido y filmado para una exposición fotográfica de unos meses antes.

Salida de una fábrica pasa por ser la primera película de la historia del cine, de modo que los hermanos Lumière no sólo fueron los inventores del cinematógrafo, sino también los primeros directores.

Y basta ver sus películas para comprender lo que se proponían con ellas: mostrar el movimiento, ése era el leitmotiv.

Escenas cotidianas de la vida en las que primaban elementos que se movían, cualquier móvil servía con tal de que no parara de moverse. Nada de paisajes inmóviles. Para eso ya estaban los retratos y las fotografías.

En Salida... durante unos minutos se puede ver a los obreros salir de la fábrica una vez acabado el trabajo. Eso nunca se había visto en una pantalla y entusiasmó al público. Sí, gustó y mucho.

Tanto que hubo que aumentar el número de sesiones al día y rodar más filmes. Era el principio de una industria, si bien todo había empezado antes, unos meses antes. En concreto el 22 de marzo de 1895.

De fotografía (en color) a film (en blanco y negro)
22 de marzo de 1895. La fecha elegida por los hermanos franceses Auguste Lumière (1862-1954) y Louis Lumière (1864-1948), inventores del cinematógrafo, para exponer en la Sociedad para el Desarrollo de la Industria Nacional de París, el papel que su empresa familiar jugaba en la industria fotográfica.

Un papel destacado pues su compañía, la Sociedad Anónima de Placas y Papeles Fotográficos Antoine Lumiere e hijos, creada por su padre y en las que trabajaban los dos hermanos (Louis como físico y Auguste como administrador) ya gozaba de prestigio internacional.

Antoine había trabajado en su juventud como pintor de rótulos para comercios, actividad que abandonó para dedicarse a la fotografía y abrir un estudio.

Pues bien como les decía, en esta exposición, los Lumiere anunciaban los grandes progresos realizados por ellos en este campo, destacando sobre todo lo referente a la fotografía en color, toda una novedad para la época. (Continuará)


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