domingo, 18 de octubre de 2015

Figuras animadas. Reloj Astronómico de Praga (y 2)

(Continuación) Y volviendo a las figuras apostólicas, todas y cada una de ellas, y cada hora, entre las nueve de la mañana (9 am) y las nueve de la noche (9 pm), se ponen en movimiento.

Un auténtico espectáculo, corto, es verdad, pero impresionante e irrenunciable de ver. Por cierto, no quiero dejármelo en el tintero.

Al final del toque de campanas, y por si fuera poco lo ofrecido, el espectáculo cuenta con una actuación extra.

En lo más alto de la torre aparece un trompetista que con un toque melodioso del instrumento de aire, da por concluida la función hasta la siguiente hora.

Dicen que va vestido de época, ¿qué época?, como los guardas de todas las torres de la ciudad, y que toca su melodía apuntando hacia cada extremo de la plaza.

Les digo extra porque, en algún momento, no les puedo precisar la fecha, el ayuntamiento de la ciudad decidió agregarlo al “momento reloj”, con buen sentido del show y lo turístico. Y hasta aquí lo que les tengo que decir de apóstoles y gallo.

Mas, lo adelantamos en la entrada anterior, no son éstas las únicas figuras que se mueven en el conjunto. Les he citado también las alegorías.

Las alegorías
Añadidas en el siglo XVII, se encuentran algo más abajo y flaqueando al propio cuadrante astronómico.

Es el segundo grupo de figuras animadas y lo componen cuatro (4) que, aunque tienen formas humanas, en realidad se tratan más bien de alegorías. Ya saben.

Representaciones artísticas que tienen un significado simbólico pues, en realidad, pretenden personificar una idea. Cosas de algunos primates humanos.

Pues bien, a la izquierda del observador, derecha del reloj, se pueden ver dos de ellas.

La Vanidad, representada por un hombre que sostiene en su mano izquierda un espejo en el que se mira. Y la Avaricia, representada por un comerciante judío que se apoya en un bastón y sostiene una bolsa con la mano derecha.

Y a la derecha de uno e izquierda del otro, dos alegorías más.

La Muerte, representada por un esqueleto con un reloj de arena en una mano y una cuerda en la otra. Y la Lujuria, representada por un príncipe turco con su laúd o mandolina.

Al igual que ocurrió con los apóstoles, en un principio, el conjunto no contaba con estas identificativas, alegóricas y animadas estatuas, ya que fueron añadidas en el siglo XVII.

Animadas les digo porque, sin tener la capacidad de desplazamiento de los apóstoles, si dan cierto juego mecánico a su presencia. Me explico.

Por ejemplo, aunque fijas, todas las figuras mueven sus cabezas en señal de negación, a excepción del esqueleto que afirma con ella. Quizás, esta es sólo mi opinión, para decirnos que a quien él representa, la Muerte, tiene siempre la última palabra, pues puede matar al tiempo.

Pero vamos, que no me hagan mucho caso. Qué sabré yo al fin y al cabo.

Lo que sí sé es que, al mismo tiempo, cada una tiene un movimiento peculiar. Y así, el vanidoso, gira la cabeza para mirarse en el espejo. El avaro mueve su bolsa. El esqueleto tira de la cuerda del tiempo. Y el lujurioso mueve su cabeza en busca de una mujer.

Ya se lo dije, son alegorías en movimiento.

Y ya por último, vayamos con los elementos estáticos del conjunto: el calendario circular y las figuras que le acompañan.



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