miércoles, 18 de enero de 2012

Héroes de la Antártida (I)

En el verano austral de 1911, estamos pues casi de centenario, dos expediciones se dirigían a la Antártida con un mismo objetivo: alcanzar el Polo Sur.

Era la época heroica de las exploraciones y ambas pretendían lo mismo: ser los primeros en conquistar el Polo Sur.

Se trata sin duda alguna de uno de los duelos exploradores y científicos más apasionantes, y al límite de la resistencia humana de la historia.

Pero eso era lo único que tenían en común. En todo lo demás diferían: distinta nacionalidad, dispar punto de vista ético, diferentes medios, ideología disímil, etcétera.

Una de las expediciones era noruega Estaba formada por cinco miembros y comandada por el explorador noruego Roald Amundsen (1872-1928).

La otra era británica, también la constituían cinco componentes, y al frente de ella estaba el capitán explorador británico Robert Falcon Scott (1868-1912).  

Ambos lo lograron, pero sólo uno fue el vencedor. Sólo uno llegó el primero. El 14 de diciembre de 1911, Amundsen alcanzaba el Polo Sur.

Treinta y cuatro días después, el 18 de enero de 1912, hoy se cumple el centenario, lo conseguía el equipo de Scott. Llegaban al mismo lugar donde Amundsen había hendido la bandera noruega.

Una bandera que era prueba e imagen de su derrota.

“¡Santo Dios, esto es un lugar espantoso.
Y ahora a volver a casa, haciendo un esfuerzo desesperado!”. Es lo que pudo escribir el capitán Scott unos días después en su diario, tras recuperarse de unos principios de congelación.

Había perdido la partida con el rival humano, pero aún le quedaba la lucha con las fuerzas de la naturaleza. Y sabía que su mayor enemigo sería ahora su propia resistencia frente a la adversidad.

Unas palabras que muestran bien a las claras que, detrás de tal hazaña humana, se oculta una emocionante historia de competición entre los dos hombres. Y unas palabras que dejan ver también, la intuición del explorador ante la inminencia de un posible desenlace trágico.

Como así fue. El equipo de Scott perdió algo más que la carrera. Todos ellos perecieron en el camino de regreso.

¿Por qué fue Amundsen el primero en llegar al Polo Sur?
Mucho es lo que se ha escrito sobre las razones que llevaron a Amundsen al éxito y a Scott al fracaso.

De manera genérica suele decirse que el primero apostó por la tradición, mientras que el segundo lo hizo por la tecnología. Y que en esta ocasión ganó la tradición.

Sin embargo, como en todo, también en este asunto hay matices. Hubo varias circunstancias que influyeron en el resultado de la carrera para alcanzar el Polo Sur.

Para empezar podríamos decir que Amundsen hizo algo de trampa. Y es que, en realidad, partió hacia las tierras polares con cuatro días de ventaja.

De hecho comunicó sus intenciones, tanto a Scott como al rey Haakon de Noruega, una vez que ya estaba de camino, mediante un telegrama. Un feo detalle de fair play.

En segundo lugar Amundsen tenía mucha más experiencia, ya que estaba acostumbrado al frio desde pequeño.

Dicen que siempre dormía con la ventana abierta, para habituar su cuerpo a condiciones térmicas extremas. (Continuará)

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