En el verano austral de 1911, estamos pues casi de centenario, dos expediciones se dirigían
a la Antártida con un mismo
objetivo: alcanzar el Polo Sur.
Era la época
heroica de las exploraciones y ambas pretendían lo mismo: ser los primeros en
conquistar el Polo Sur.
Se trata sin
duda alguna de uno de los duelos exploradores y científicos más apasionantes, y
al límite de la resistencia humana de la historia.
Pero eso era lo
único que tenían en común. En todo lo demás diferían: distinta nacionalidad, dispar
punto de vista ético, diferentes medios, ideología disímil, etcétera.
Una de las
expediciones era noruega Estaba formada por cinco miembros y comandada por el
explorador noruego Roald Amundsen
(1872-1928).
La otra era
británica, también la constituían cinco componentes, y al frente de ella estaba
el capitán explorador británico Robert
Falcon Scott (1868-1912).
Ambos lo
lograron, pero sólo uno fue el vencedor. Sólo uno llegó el primero. El 14 de
diciembre de 1911, Amundsen alcanzaba el Polo Sur.
Treinta y cuatro
días después, el 18 de enero de 1912, hoy se cumple el centenario, lo conseguía
el equipo de Scott. Llegaban al mismo lugar donde Amundsen había hendido la
bandera noruega.
Una bandera que
era prueba e imagen de su derrota.
“¡Santo Dios, esto es un lugar espantoso.
Y
ahora a volver a casa, haciendo un esfuerzo desesperado!”. Es lo que pudo
escribir el capitán Scott unos días después en su diario, tras recuperarse de
unos principios de congelación.
Había perdido la
partida con el rival humano, pero aún le quedaba la lucha con las fuerzas de la
naturaleza. Y sabía que su mayor enemigo sería ahora su propia resistencia
frente a la adversidad.
Unas palabras
que muestran bien a las claras que, detrás de tal hazaña humana, se oculta una
emocionante historia de competición entre los dos hombres. Y unas palabras que
dejan ver también, la intuición del explorador ante la inminencia de un posible
desenlace trágico.
Como así fue. El
equipo de Scott perdió algo más que la carrera. Todos ellos perecieron en el
camino de regreso.
¿Por qué fue
Amundsen el primero en llegar al Polo Sur?
Mucho es lo que
se ha escrito sobre las razones que llevaron a Amundsen al éxito y a Scott al
fracaso.
De manera
genérica suele decirse que el primero apostó por la tradición, mientras que el
segundo lo hizo por la tecnología. Y que en esta ocasión ganó la tradición.
Sin embargo,
como en todo, también en este asunto hay matices. Hubo varias circunstancias
que influyeron en el resultado de la carrera para alcanzar el Polo Sur.
Para empezar
podríamos decir que Amundsen hizo algo de trampa.
Y es que, en realidad, partió hacia las tierras polares con cuatro días de
ventaja.
De hecho comunicó
sus intenciones, tanto a Scott como al rey
Haakon de Noruega, una vez que ya estaba de camino, mediante un telegrama. Un
feo detalle de fair play.
En segundo lugar
Amundsen tenía mucha más experiencia, ya que estaba acostumbrado al frio desde
pequeño.
Dicen que siempre dormía con la ventana abierta, para habituar su cuerpo a condiciones térmicas extremas. (Continuará)
Dicen que siempre dormía con la ventana abierta, para habituar su cuerpo a condiciones térmicas extremas. (Continuará)
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