Yo
a las cabañas bajé,
yo a los palacios subí,
yo los claustros escalé
y en todas partes dejé
memoria
amarga de mí.
Productos
milagreros
Les decía que la
lista de colaboradores “pillados” en el fraude económico era larga, bastante
larga.
Casi tanto como la de los productos milagreros, algunos de los cuales ya han sido enrocados.
Casi tanto como la de los productos milagreros, algunos de los cuales ya han sido enrocados.
Sin ánimo de
agotar el tema nos encontramos con: Alkolator,
que dice reducir los efectos del alcohol y la resaca; las bayas de Goji, con supuestas propiedades beneficiosas para el
organismo; o el collar cuántico Q-Link,
que es tres cuarto de lo mismo pero en física moderna; o las cápsulas Nutra Life para derretir grasas en
tiempo record.
Pasando por la Homeopatía, ya saben el agüita
curadora; la Urinoterapia, o la
conquista de la salud por la ingesta de la propia orina; el Diet ring, que como su propio nombre
indica es un anillo que adelgaza; o las pinzas anti-dolor Lasvi, lasvi de “Las vi en la farmacia”.
Qué peligro.
Si olvidarnos de
las pastillas Bio-Night o adelgace
mientras duerme; el magnético poder de los imanes magnéticos; las pulseras
metálicas Rayma, primas hermanas de
las Balance; y el Efecto Mozart, o el
incierto poder de la música.
Bueno. No les
canso más. Ya ven por dónde voy. Todos, todos, todos sin excepción son un timo.
Por favor no
tiren su dinero comprándolos. No enriquezcan a unos ganapanes que abusan de su
necesidad, buena fe e ignorancia.
Estos productos
no tienen nada de milagrosos. Confíen en lo que les digo. Los milagros no
existen. No crean en ellos.
Como mucho, si
ya no pueden hacer otra cosa, entonces, confíen en que se produzcan.
¡Ay! mi don Juan.
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