(Continuación) Podrían
corresponder a viejos meteoritos
caídos en la Luna y no ser exactamente material genuino del satélite. Por lo
que se antojaba necesario realizar una tercera toma de muestras.
De ella se
encargaría la Apolo XIII que, en
esta ocasión, alunizaría en un lugar más elevado, en la región del cráter Fra Mauro, en vez de en el Mar de la Tranquilidad y en el Océano de las Tempestades de las
misiones anteriores.
Apolo XIII fue
la misión número siete (7) del Programa
Apolo con tripulación, que comenzó su travesía el 11 de abril de 1970 a las
13:13 h.
Por supuesto que
entonces, ninguno de los tres tripulantes podía llegar a sospechar lo que iba a
ocurrir.
Nadie se podía
imaginar que esa misión terminaría convirtiéndose en una de las más complicadas
de la serie Apolo y que, milagrosamente, lograrían salvar sus vidas.
Y eso que pistas
había. Claro que eso se supo después. Pero problemas hubo.
Problemas
previos
Como el del aislamiento térmico del tanque de helio He, que se utilizaría en la etapa
de descenso del módulo lunar, y que fue detectado en las pruebas efectuadas
antes del lanzamiento. Se resolvieron instalando unos sensores de presión en el tanque.
O la decisión
que se tomó de que uno de los tanques que contenía el oxígeno O2 que respirarían los astronautas durante la
misión no fuera nuevo.
Era de segunda
mano ya que correspondía a la misión Apolo
XI, de la que fue retirado debido a un desperfecto que sufrió. Enviado al
fabricante fue readaptado, probado e instalado en el módulo de mando del Apolo XIII.
Sin embargo, en
diferentes ensayos realizados con estos tanques de oxígeno, mostraron problemas
para evaporar el oxígeno líquido. Una complicación que se decidió resolver utilizando
resistencias eléctricas que calentarían
su interior evaporando el oxígeno remanente.
Un efecto Joule factible gracias a la capacidad
eléctrica de las baterías de la nave, que podía suministrar la corriente continua de sesenta y cinco
voltios (65 V) durante ocho horas (8 h), necesaria para evaporar completamente
el oxígeno.
Todo parecía
funcionar a la perfección. Pero no fue durante mucho tiempo. Empezó a haber
incidentes.
Los incidentes
Sí, incidentes
en plural. Porque fueron al menos dos. Y el primero tuvo lugar bien pronto. Tan
solo a los cinco minutos (5 min) de iniciado el vuelo.
Fue cuando los
astronautas notaron una vibración y el motor central de la segunda etapa se
apagó dos minutos (2 min) antes de lo programado.
Un apagón que
motivó que los cuatro cohetes restantes tuviesen que funcionar casi diez
segundos (10 s) más de lo previsto, para así colocar en órbita al Apolo XIII. (Continuará)
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