miércoles, 16 de noviembre de 2011

El profesor Tornasol (II)


(Continuación) Algo impensable en un científico con sus conocimientos. No olvidemos que está demostrado que la radiestesia es una falsa ciencia. Un engaño. Un timo de ganapanes.

…e inventos
Y cómo no calificar de genial la construcción, en la ficción del cómic, de algunos dispositivos tecnológicos, muchos de ellos con fundamento científico.

Tal es el caso del submarino unipersonal, diseñado con forma de tiburón. Una idea que Hergé copió de un modelo auténtico que apareció en un reportaje publicado en National Geographic.

O la del arma que funciona como generador de ultrasonidos que el profesor, en El asunto Tornasol, se ve forzado construir al ser secuestrado por los esbirros de una dictadura centroeuropea.

También en esta ocasión la inspiración de Hergé se basó en la realidad. En concreto le vino de la lectura del libro German research in World War II, escrito en 1946 por el coronel Leslie E. Simon.

Por no hablar de la tecnología del cohete, que permite realizar el viaje a nuestro satélite, ilustrado en la aventura Objetivo: la Luna. Y donde nuestro profesor aparece como un reputado físico nuclear.

La Castafiore
Por tener, nuestro científico de ficción tiene hasta hobbies. Uno de ellos es su pasión por el cultivo de rosas. Incluso crea una nueva variedad que tiene una destinataria. Una mujer, su amor platónico.

Una cantante de ópera, la conocida diva italiana Bianca Castafiore ¡Ay, el amor!

Destacar de ella que es el único personaje femenino de cierta importancia en el mundo, casi exclusivamente masculino, de Las aventuras de Tintín. Un detalle intrigante para algunos.

También decir que la Castafiore, es una cantante de la que se dice que puede romper las copas con el tono de su voz. Ya hablaremos al respecto, que estas cosas de la acústica son de lo más interesante.

Bueno pues, como pueden ver, el profesor Tornasol es un personaje de ficción de lo más interesante, cuyos inventos y aportaciones científicas tendremos que enrocar en próximas entregas.

La razón de postergarlo no es otra que la de que hay otro profesor del que les quiero hablar. Sólo que éste es real y, mire usted por donde, está estrechamente relacionado con Tornasol. Como lo leen.

Se trata de Auguste Piccard, físico, profesor, inventor y aventurero suizo. En él se fijó Hergé, para recrear su alter ego, el científico ficticio Tornasol.

Un científico cuya vida y andanzas tienen también su aquél que contar. Y además éste no es de ficción. No me digan que no tiene morbo este asunto del trasunto. (Continuará)

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