Proviene, ya lo
hemos comentado, de la alta velocidad a la que se desplaza tanto en órbita baja
como en alta.
Y no se deje
engañar por su tamaño. Por muy pequeño que sea el fragmento, la vertiginosa
velocidad a la que está sometido, le convierte en una seria amenaza para
cualquier vehículo en órbita.
Un impacto con
un objeto de 1 cm puede producir la rotura de un transbordador espacial. Y una
escama de tan sólo 0,5 mm que se desplace a 10 km/s es capaz de horadar una
escafandra.
A la velocidad
de 28 000 km/h, que es la que tienen muchas de las tuercas, arandelas y restos
de piezas que vagan por el espacio, cualquiera de ellas puede atravesar, de
parte a parte, un satélite de comunicaciones o la misma Estación Espacial Internacional.
La capacidad
destructiva de estos proyectiles espaciales viene a ser, para que se haga una
idea, como la de un turismo de alta gama que colisionara a una velocidad de 250
km/h.
Me gustaría saber dónde puedo leer las citas del encabezado del blog.
ResponderEliminarMe parecen de lo más acertadas.
Tiene usted razón. Estoy en ello.
ResponderEliminarGracias por su interés