(Continuación) Que
es lo que el tiempo hizo. Demostrar que Nabokov tenía razón y que acertó con la
migración de las mariposas azules. De
modo que, medio siglo después, las pruebas
han convertido la hipótesis en teoría. Estas cosas pasan en ciencia.
Aunque para ese
paso evolutivo hubo que esperar hasta la década de los 90. Y algo más para
que el resultado final viera la luz.
Polyommatus azul, la teoría migratoria
En efecto. Fruto
de una revisión sistemática de los trabajos del entomólogo-escritor, llevada a
cabo por un equipo de científicos de la Universidad de Harvard, comandado por
la profesora Naomi Pierce, ha
posibilitado a principios de este año del Señor de 2011, confirmar la validez
de su, en principio, controvertido criterio clasificatorio.
Los análisis de
ADN realizados sobre esos mismos insectos, en diferentes lugares de América han
demostrado que las intuiciones científicas de Nabokov eran correctas. Y que él
no fue un visionario.
El estudio de
este análisis genético, publicado en Proceedings
of the Royal Society corrobora que, como el escritor predecía, el estrecho
de Bering “sirvió de pasillo biológico
para la dispersión de esos insectos desde Asia al Nuevo Mundo”.
Las pruebas
apuntan a que el primer linaje de la Polyommatus
azul que hizo el viaje, pudo sobrevivir un rango de temperatura que
coincidía con el clima de Bering de hace 10 millones de años. Y los linajes que
llegaron después eran más resistentes al frío.
De modo que
todas las variedades del lepidóptero llamado Polyommatus provenían de un tronco común, un espécimen que habitó
en Asia.
Una hipótesis en
principio increíble. Detalle que no tiene la menor importancia. Recuerden que
la ciencia no tiene nada que ver con
la creencia. De ahí su éxito.
Por supuesto que
Nabokov no era un científico, pero sabía de lo que hablaba. Además no ignoraba que
su trabajo científico perduraría en el tiempo. Y que él, como todos y todo lo
humano, era sólo un jugador, uno más, en una empresa mayor.
Reconocimientos
científicos
En reconocimiento
a su gran labor como taxonomista varias especies de azulitas han sido bautizadas
en su honor.
Unas con su nombre.
Como el género de las Nabokovia o la
recién descubierta Nabokovia cuzquenha.
Otras en una
clara alusión a su faceta como escritor y su novela más famosa. Entre ellas, la
Pseudolucia Humbert, en homenaje al
atormentado profesor que mira a la niña tumbada en el jardín.
O la Pseudolucia Charlotte, en referencia a
la madre de ese pecaminoso objeto de deseo de Humbert. O algunas otras del género Madeleinea.
Todas ellas constituyen
un merecido tributo a un hombre extraordinario que nos ha hecho comprender, que
los métodos más modernos que la tecnología puede ofrecer ahora, dependen en
gran medida de su ordenación sistemática.
No olvidemos que
Nabokov fue un pionero en morfometría,
un sistema de clasificación basado en la forma. En este caso de las estructuras genitálicas de las
mariposas. Y ése es uno de los caracteres clave de la ciencia de la taxonomía u ordenación jerarquizada.
Ni que decirles
tengo que no voy a caer en el chiste fácil que imagino podrían estar pensando. Sí.
(Continuará)
No hay comentarios:
Publicar un comentario