(Continuación) Y de su
existencia ya nos da pistas uno de sus descendientes. Es precisamente su nombre el que utiliza Manuel Machado como pseudónimo,
para firmar la serie de artículos que, con el epígrafe “Desde París”, le publicó el periódico La Libertad en 1920.
Tercera parte del Guzmán de Alfarache
Publicada entre
1650-1652, se trata de una tardía continuación, de la que sin duda está
considerada como una de las novelas más representativas del género de la
picaresca.
Y responsable, como tal, de la consolidación de este género, tanto en España como en el resto Europa.
Y responsable, como tal, de la consolidación de este género, tanto en España como en el resto Europa.
Recordemos que la obra Guzmán de Alfarache, del escritor
sevillano Mateo Alemán (1547-1615)
fue publicada en dos partes. La primera en Madrid en 1599 y la segunda en
Lisboa en 1604, con el subtítulo de Atalaya
de la vida humana.
De modo que casi
cincuenta años separan a esta secuela literaria machadiana de sus precuelas
alemanienses.
En ella su autor nos
narra la historia de un caballero a quien abandonó su amante, después de
haberle despojado de todos sus bienes. Un clásico de la vida de todos los
tiempos.
Don Félix echa a andar
a su pícaro, y con él a la novela, en Sevilla donde vivía su madre. Y lo lleva,
a través de Portugal, hasta Santiago de Compostela, lo que resulta doblemente curioso.
En primer lugar porque
es en Santiago de Compostela donde nació, casi doscientos años después, un
descendiente suyo, Demófilo, padre de los
poetas Manuel y Antonio Machado.
Y en segundo lugar
porque es esta ciudad gallega, también, el primer destino como funcionario del
propio Manuel.
Como podemos ver, los
guiños a través del tiempo entre los componentes de esta familia no dejan de
sucederse. Inquietante.
Por supuesto que pueden
ser casualidades. O quizás no. Lo digo porque algunos piensan que éstas, las
casualidades, no existen.
Pero por otro lado,
¿Quién puede negar lo que une la sangre? ¿Quién cuestiona su tirón en la
herencia?
¿Quién puede afirmar que
este sí es el final de los Machado? ¿Quién osa?, que dijo el poeta.
¡¡Sííí!!
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