(Continuación)
Arquímedes había descubierto una propiedad general de la materia llamada impenetrabilidad, acompañada en este
caso del hecho de que el agua es incompresible.
Pero
lo realmente genial de esta observación fue la intuición que tuvo sobre este
fenómeno: el volumen de agua desplazada
debía ser igual al volumen del cuerpo que la desplazaba.
Esa
idea fue la que le hizo salir de la tina en la que se bañaba, del edificio del
baño público en el que se encontraba y correr hasta su casa por las calles de
Siracusa, sin ponerse ropa alguna, gritando: ¡Eureka! ¡Eureka! (¡Lo encontré! ¡Lo encontré!).
Experimentando, que es gerundio
Y
en efecto lo había encontrado. Primero comprobó experimentalmente el volumen de
agua que desplazaba una cantidad de oro igual a la entregada por el rey al
orfebre, al ser sumergido en ella.
Después
hizo lo propio con igual cantidad de plata, observando que desplazaba más
volumen de agua que el oro. Algo esperable ya que su densidad es menor.
Es
decir, que una misma cantidad de materia ocupa un volumen mayor si es de plata
que si es de oro. Y por consiguiente desplaza, al ser sumergido
en agua, un volumen también mayor.
Por
último probó con la corona. Y en efecto las peores sospechas reales tomaron
cuerpo. La corona desplazó un volumen de agua intermedio entre el desplazado
por el trozo de oro y el desplazado por el de plata.
Luego,
¡el orfebre no había sido honrado!
La
corona no era totalmente de oro, también tenía plata que es menos valiosa. Y
Arquímedes lo había descubierto. La inteligencia del científico había vencido a
la pillería del orfebre.
Ni
que decir que el rey mostró su satisfacción con uno, obsequiándolo generosamente,
y montó en cólera con el otro, mandándolo ejecutar.
Por
los resultados que obtuvo se ve que Arquímedes no sólo había estado sumergido
físicamente en la tina, en un relajado baño.
También había estado inmerso intelectualmente en un problema científico. Y quizás estuvo más inmerso que sumergido.
Y es que, a pesar de las lenguas maledicentes, el hombre es capaz de hacer dos cosas a la vez. Bueno, sólo a veces. De acuerdo, sólo algunos hombres.
También había estado inmerso intelectualmente en un problema científico. Y quizás estuvo más inmerso que sumergido.
Y es que, a pesar de las lenguas maledicentes, el hombre es capaz de hacer dos cosas a la vez. Bueno, sólo a veces. De acuerdo, sólo algunos hombres.
Principio de Arquímedes
A
partir de este descubrimiento volumétrico, Arquímedes, pudo deducir el principio que lleva su nombre,
generalizado ya a todos los fluidos (líquidos y gases). (Continuará)
Muy interesante conocer la histroia de tan célebre científico.
ResponderEliminarHola Pía, gracias por tus comentarios
ResponderEliminarWow me quedo perplejo con tanta sabiduría.
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