Es otro de esos
monumentos nacidos a la sombra de una Exposición
Universal, y con los que comparte su naturaleza efímera.
Una fecha de
caducidad ya prefijada, a pesar de la cual y por razones no siempre fáciles de
entender, han terminado quedándose, afortunadamente, entre nosotros.
Quedándose además en
un lugar de honor, ya que han pasado a ser símbolos de una ciudad e, incluso
como es el caso, de todo un país.
Ya hemos hablado en
esta tribuna divulgativa del Atomium
de Bruselas. Bueno pues al mismo nivel, o quizás más alto, se encuentra la Torre Eiffel de París.
Una prueba más del
ingenio y el poder de superación del hombre, que tiene su historia. Una
historia compuesta, a su vez, por un conjunto de intrahistorias humanas,
científicas, artísticas, tecnológicas, sociales, políticas, etcétera.
Una historia que,
seguro se habrá imaginado ya, les voy a contar. Y, como es natural, empezaré a
hacerlo por el principio, por el hombre ¿Quién fue Gustavo Eiffel?
Eiffel,
el hombre
A pesar de ser uno de
los ingenieros más famosos de la historia, Alexandre
Gustave Eiffel (1832-1923) tuvo sus, digamos, “problemillas” como
estudiante.
De hecho no pudo
ingresar en la prestigiosa École
Polytechnique, por lo que se tuvo que matricular en la École Centrale de París, donde se graduaría como ingeniero químico en
1855.
Eso sí. Doce años
después era dueño de una constructora que gozaba de gran prestigio a nivel
internacional. Construyeron cientos de importantes estructuras metálicas: puentes,
grúas, naves industriales, estaciones ferroviarias, almacenes, etcétera.
Suyas son las Naves del Barranco en Sevilla, pero no así el trianero Puente de Isabel II; también el
antiguo almacén cubierto portuario en el Puerto de Santa María, Cádiz; o el puente
sobre el Duero en Oporto, entre otras muchas obras repartidas por medio mundo.
Entre ellas, un dato
éste poco conocido, la estructura interna de la Estatua de la Libertad de Nueva York, de cuyo diseño es autor.
Trato de
transmitirles con esta breve reseña que Eiffel ya gozaba de gran prestigio como
ingeniero, especializado en la construcción de estructuras metálicas, cuando
abordó el proyecto de la Tour Eiffel.
Un proyecto que pudiera
ser, no hubiera sido diseñado expresamente para París. Y que en 1885, Eiffel,
lo habría presentado, primero, a la ciudad de Barcelona, para su Exposición Universal de 1888. Sólo que
ésta lo rechazó.
¿Fue esto así? ¿Pudo haberse construido la torre Eiffel en Barcelona?
Tremenda, la frase de Rutherford. Hay que ver lo que cambia la física.
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