Por título y autor, Richard Dawkins, el libro que les acerco hoy es lo que se imaginan y esperan.
Un inteligente resumen de las pruebas que respaldan la teoría de la evolución y un magnífico manifiesto contra los defensores del diseño inteligente y del creacionismo.
Además en un momento en el que, según una última encuesta, el 44% de los estadounidenses creen que Dios nos creó con una forma muy similar a la actual en algún momento y durante los últimos 10 000 años.
Algo difícil de aceptar en los albores del siglo XXI, ya lo sé. Pero les aseguro que es cierto.
Por todo lo anterior es importante este libro de Dawkins.
Con este ejemplar, su autor se gana a pulso uno de los apodos con los que es conocido por sus posiciones antirreligiosas, el de capellán del Diablo.
En lo que concierne al fondo de lo escrito, la solidez de la teoría de la evolución, no se le puede hacer la menor tacha intelectual.
Las disciplinas y conceptos científicos en los que basa su defensa van, desde la biogeografía, la tectónica de placas, la edad de la tierra y el tiempo geológico. Hasta la observación directa de ejemplos de evolución de distintos organismos, incluido el humano, junto a la biología del desarrollo y la embriología. Pasando por el registro fósil y el árbol de la vida.
En definitiva una eficaz defensa de la teoría de la evolución, cuya dificultad radica precisamente en que estamos ante un fenómeno que carece de experimento testigo o control. No olvidemos que sólo se conoce, por ahora, una única ocurrencia. Un solo sucedido.
Por eso Dawkins trata también en este volumen la domesticación y evolución por selección artificial.
El único caso control o, si se quiere, experimento a gran escala de que disponemos, para validar el significado de la mejora animal y vegetal, como evidencia del proceso evolutivo.
Por el tratamiento que le da, vuelve a hacer honor a otro de los apodos por los que es conocido, ahora el de rottweiler de Darwin.
Tal es la defensa que hace del autor de ‘El origen de las especies’.
Y en lo que toca a la forma del texto, estamos antes un Dawkins en estado puro.
Como casi siempre, es claro, didáctico, brillante e ingenioso. Y su estilo el que ya conoce: ácido, irónico y humorístico.
Un tono literario que le hace aparecer como un arrogante, lo que no ayuda, precisamente, a captar lectores crédulos y detractores.
Y es que resulta más que palmario su rechazo a la contumaz ignorancia de los creacionistas.
Un vehemente comportamiento que le hace acreedor de pleno derecho a otro de los apodos que tiene, en este caso el de Harry el Sucio de la ciencia.
Lo tendría que investigar, pero tengo para mí que Richard Dawkins es, de los científicos contemporáneos, el que más apodos tenga del planeta. Recuerden:
Evolución. El mayor espectáculo sobre la Tierra
Richard Dawkins
Editorial Espasa
Un inteligente resumen de las pruebas que respaldan la teoría de la evolución y un magnífico manifiesto contra los defensores del diseño inteligente y del creacionismo.
Además en un momento en el que, según una última encuesta, el 44% de los estadounidenses creen que Dios nos creó con una forma muy similar a la actual en algún momento y durante los últimos 10 000 años.
Algo difícil de aceptar en los albores del siglo XXI, ya lo sé. Pero les aseguro que es cierto.
Por todo lo anterior es importante este libro de Dawkins.
Con este ejemplar, su autor se gana a pulso uno de los apodos con los que es conocido por sus posiciones antirreligiosas, el de capellán del Diablo.
En lo que concierne al fondo de lo escrito, la solidez de la teoría de la evolución, no se le puede hacer la menor tacha intelectual.
Las disciplinas y conceptos científicos en los que basa su defensa van, desde la biogeografía, la tectónica de placas, la edad de la tierra y el tiempo geológico. Hasta la observación directa de ejemplos de evolución de distintos organismos, incluido el humano, junto a la biología del desarrollo y la embriología. Pasando por el registro fósil y el árbol de la vida.
En definitiva una eficaz defensa de la teoría de la evolución, cuya dificultad radica precisamente en que estamos ante un fenómeno que carece de experimento testigo o control. No olvidemos que sólo se conoce, por ahora, una única ocurrencia. Un solo sucedido.
Por eso Dawkins trata también en este volumen la domesticación y evolución por selección artificial.
El único caso control o, si se quiere, experimento a gran escala de que disponemos, para validar el significado de la mejora animal y vegetal, como evidencia del proceso evolutivo.
Por el tratamiento que le da, vuelve a hacer honor a otro de los apodos por los que es conocido, ahora el de rottweiler de Darwin.
Tal es la defensa que hace del autor de ‘El origen de las especies’.
Y en lo que toca a la forma del texto, estamos antes un Dawkins en estado puro.
Como casi siempre, es claro, didáctico, brillante e ingenioso. Y su estilo el que ya conoce: ácido, irónico y humorístico.
Un tono literario que le hace aparecer como un arrogante, lo que no ayuda, precisamente, a captar lectores crédulos y detractores.
Y es que resulta más que palmario su rechazo a la contumaz ignorancia de los creacionistas.
Un vehemente comportamiento que le hace acreedor de pleno derecho a otro de los apodos que tiene, en este caso el de Harry el Sucio de la ciencia.
Lo tendría que investigar, pero tengo para mí que Richard Dawkins es, de los científicos contemporáneos, el que más apodos tenga del planeta. Recuerden:
Evolución. El mayor espectáculo sobre la Tierra
Richard Dawkins
Editorial Espasa
Genial Reseña! Si no hay inconveniente la compartiré en mi Blog, naturalmente respetando todo derecho de Autor, Un Abrazo Grande!
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