domingo, 4 de abril de 2010

El Premio Nobel inexistente (y III)

(Continuación). Si bien es cierto que existen evidencias de la relación entre ambos hombres, no lo es menos que no hay ninguna prueba de que A. Nobel dejara escrito en su testamento, y de forma explícita, su negativa a que nunca se creara una asignación de Premio Nobel para las Matemáticas.

No. Ni rastro. Ésa es la verdad. Y lo es tanto si la dice Agamenón o su porquero. Ya conocen el dicho.


3.- El Nobel inexistente y el protocolo real
De hecho, en dicho testamento, no figura ninguna referencia a esta especialidad.

Lo que no tiene nada de extraño si consideramos que, en la fecha en que Nobel escribió su testamento, ya existía un importante premio para matemáticos.

Se trata del Premio Escandinavo de Matemáticas, que concedía nada menos que el Rey.

Es más que probable que Nobel, por respeto, considerara prudente no incluir esta disciplina entre sus premios y así evitar cualquier malentendido con la Casa Real. Puede ser. Parece verosímil.

Como inverosímil me parece, y volvemos al conquistador Mittag-Leffler, que Nobel decidiera no incluir un premio a las matemáticas, por temor a que más tarde Mittag Leffler lo ganara. Me explico.

Aunque es cierto que éste era una de las mentes más influyentes de la época, no lo es menos que había matemáticos más destacados.

Por ejemplo, el científico francés Jules Henry Poincaré (19854-1912).

A quien se le atribuye el descubrimiento del fenómeno que ahora es conocido como Caos y del que la semana pasada hicimos una referencia. Habrá que volver sobre él.

Vamos ya por la tercera y última de la hipótesis de las que les hable. Quizás, la más aceptada. La he llamado la "Hipótesis del Nobel inexistente y el bien de la Humanidad".

4.- El Nobel inexistente y el bien de la Humanidad
Según ésta, en realidad, Alfred Nobel no estaba interesado en algo tan poco aplicable y de tan poca utilidad práctica como las Matemáticas.

Él lo que deseaba era premiar a quienes hicieran un notable descubrimiento y de aplicación rápida y práctica.

Cualquier cosa que solucionara esos problemas cotidianos, sencillos o complejos, que aquejan a los seres humanos.

Por eso, originariamente se dieron en Física, Medicina y Fisiología, Química, Paz (a pesar de la evidencia dinamitera, Nobel buscaba el bien de la Humanidad) y Literatura.

Sí, Literatura. Aunque admito que a más de uno, le resulte difícil de comprender los fines prácticos y la capacidad de ser aplicada “en beneficio de la humanidad” que tiene la Literatura.

Dicho esto con todo respeto y por más interesante, deliciosa, formadora de almas y bella que este arte resulte.

Claro que, por otro lado, son muchas las ramas de la sabiduría humana que tampoco fueron incluidas en los premios Nobel. Lo que nos lleva a preguntarnos, ¿por qué las Matemáticas habrían de ser diferentes a ellas y tener su asignación?

Pero claro. Entonces resulta chocante que en 1968 se creara, eso sí con fondos privados, el Premio Nobel de Ciencias Económicas.

Una ciencia que como todos sabemos, no existiría de no ser por las Matemáticas. La verdad es que, visto así, resulta extraño.

A modo de conclusión
¿Será verdad que, como algunos creen, pesa un maleficio sobre esta disciplina, considerada por algunos como la madre de todas las ciencias?

Yo estoy convencido de que no. Ya saben que las creencias no tienen cabida en el mundo científico.

Lo más probable es que, la razón última estribe en que los matemáticos terminaron creando su propio “Premio Nobel”.

Es un galardón que se conoce con el nombre de Medalla Fields, creada por el canadiense John C. Fields en 1924 y otorgada por primera vez en 1936.

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