viernes, 26 de febrero de 2010

Sherlock Holmes (I)

Introducción
Es de esperar por deseable, que el cuasi reciente impulso mediático que el celuloide ha proporcionado, al que está considerado "el detective" por antonomasia, propicie también un gusto por la lectura en el gran público.

Un interés literario doble. Tanto por su ingenioso creador, Sir Arthur Conan Doyle, como por el agudo detective, Sherlock Holmes.

El primer gran detective de la historia. A qué dudarlo.

Y si bien es cierto existen precuelas a considerar, no lo es menos que, éstas, no dejan de ser más que meras aproximaciones y tentativas.

Pocos no estarán de acuerdo en el hecho de que con él, con Sherlock, empieza de verdad el género policíaco.

Un tipo de novela que tuvo su momento de esplendor, pero cuya secuela no parece brillar en estos albores del siglo XXI. O sí. Que como en casi todo de esta vida, existen opiniones.

Interés por la lectura crítica
Un gusto por la lectura les decía, que haga que el gran público se zambulla en las historias del magnetizante personaje. Una lectura, se lo adelanto ya, más que recomendable.

Y que se puede empezar por cualquiera de las aventuras. La que primera le venga a mano. No me pasa por la cabeza, sugerirle ninguna en concreto.

Lo que sí le aseguro es que, en ellas, encontrará siempre al amigo seguro, al compañero entrañable.

Bastará con que extienda el brazo hasta el anaquel de la librería para encontrarlo.

Y tras ponerse a leer, comprobará que es un colega fiel y leal. Si esto es así, y estoy convencido de ello, sería fantástico.

Demostraría que las novelas de misterio son algo más que una buena de historia para pasar el rato.

Claro que ya que estamos, convendría escarbar un poco en los orígenes del personaje.

¿En quién se inspiró su autor?
¿Existió en realidad un Holmes?
¿Es el ficticio personaje de la novela, el trasunto de una persona real?


Algo parece que hay. Y bastante real, por cierto. Una prueba más de que el arte copia con descaro de la realidad. Aunque también lo es de que ésta termina copiando, con el mismo descaro, al arte. Un bypass perfecto sobre el que volveremos.

Y que por ejemplo condujo a la construcción real del apartamento ficticio del astutísimo detective, allá en el londinense 221B de Baker Street. Un negocio para turistas, claro.

Pero que ahí está. Tan real como, para muchos son, sus irreales moradores.

Sherlock Holmes, superhéroe
Y por supuesto, dadas sus sorprendentes capacidades intelectuales y sus extraordinarias habilidades físicas, ¿podríamos considerar al detective, por sobrehumano, un superhéroe?

Lo digo porque si Iron man y Batman lo son, no veo la razón para no incluirlo a él.

No olvidemos que Batman fue creado tomando como referentes a personajes tan dispares como El Zorro o el propio Sherlock Holmes.

Y si lo piensa bien, nuestro personaje cumple muchos de los requisitos que deben adornar a un superhéroe. "Elemental". (Continuará)

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