Una pregunta cuya respuesta se ha pretendido encontrar en los tres estudios que se hicieron de los 240 trozos en los que se cortó su cerebro.
De manera resumida, de dichos estudios anatómicos se dedujo que el cerebro (1) del científico tenía una masa de 1230 g, un valor ligeramente inferior al promedio que es de 1400 g.
Un dato sorprendente pero sin relevancia científica, si consideramos que ningún hecho experimental ha planteado nunca una hipotética relación entre inteligencia y masa cerebral.
También que sus lóbulos parietales (2) eran un 15% más anchos, grandes y simétricos que los del promedio. Esta anomalía sí tiene relevancia pues, la región parietal inferior es la responsable del pensamiento matemático y de la habilidad para el razonamiento espacial y cinemático (esencial, por ejemplo, en la formulación de las teorías de la relatividad).
Por otro lado, en la región del cerebro (3) de la que dependen el lenguaje y otras funciones complejas, se encontró una mayor proporción de células gliales por neurona. Un hecho que explicaría una actividad más intensa de dichas neuronas, al tener más soporte y nutrientes.
Además se halló que el nº de neuronas (4) en el cerebro de Einstein era superior al de la media.
Por último, se descubrió que casi no existían (5) la cisura de Silvio y los opérculos parietales, unas ausencias que facilitarían no sólo una mayor conexión nerviosa, sino, una más eficaz.
Y estos son los datos científicos. Un cerebro más ancho, con un mayor número de neuronas, mejor alimentadas y, además, conectadas de forma más eficaz.
En principio, unos factores que parecen apuntar en el mismo sentido ¿Radica ahí la genialidad einsteniana? (“No tengo talentos especiales. Sólo soy apasionadamente curioso, 1952”).
Por cierto, a propósito de una leyenda urbana en la que se habla de los coeficientes intelectuales de Albert Einstein y Marilyn Monroe, y con ventaja para ésta última, poco que decir. Pura estupidez, cuando no idiocia.
No consta en ningún documento, oficial u oficioso, que el genio se realizara uno solo, alguna vez.
Diferentes estimaciones posteriores sugieren que, el del genio, podría estar en el intervalo comprendido entre 160 y 180.
Aunque, por otro lado: ¿qué significado tiene el valor de esos dígitos?, ¿qué es la inteligencia? (“Sólo conozco dos cosas que son infinitas: el Universo y la estupidez humana. De la primera no estoy seguro”).
De manera resumida, de dichos estudios anatómicos se dedujo que el cerebro (1) del científico tenía una masa de 1230 g, un valor ligeramente inferior al promedio que es de 1400 g.
Un dato sorprendente pero sin relevancia científica, si consideramos que ningún hecho experimental ha planteado nunca una hipotética relación entre inteligencia y masa cerebral.
También que sus lóbulos parietales (2) eran un 15% más anchos, grandes y simétricos que los del promedio. Esta anomalía sí tiene relevancia pues, la región parietal inferior es la responsable del pensamiento matemático y de la habilidad para el razonamiento espacial y cinemático (esencial, por ejemplo, en la formulación de las teorías de la relatividad).
Por otro lado, en la región del cerebro (3) de la que dependen el lenguaje y otras funciones complejas, se encontró una mayor proporción de células gliales por neurona. Un hecho que explicaría una actividad más intensa de dichas neuronas, al tener más soporte y nutrientes.
Además se halló que el nº de neuronas (4) en el cerebro de Einstein era superior al de la media.
Por último, se descubrió que casi no existían (5) la cisura de Silvio y los opérculos parietales, unas ausencias que facilitarían no sólo una mayor conexión nerviosa, sino, una más eficaz.
Y estos son los datos científicos. Un cerebro más ancho, con un mayor número de neuronas, mejor alimentadas y, además, conectadas de forma más eficaz.
En principio, unos factores que parecen apuntar en el mismo sentido ¿Radica ahí la genialidad einsteniana? (“No tengo talentos especiales. Sólo soy apasionadamente curioso, 1952”).
Por cierto, a propósito de una leyenda urbana en la que se habla de los coeficientes intelectuales de Albert Einstein y Marilyn Monroe, y con ventaja para ésta última, poco que decir. Pura estupidez, cuando no idiocia.
No consta en ningún documento, oficial u oficioso, que el genio se realizara uno solo, alguna vez.
Diferentes estimaciones posteriores sugieren que, el del genio, podría estar en el intervalo comprendido entre 160 y 180.
Aunque, por otro lado: ¿qué significado tiene el valor de esos dígitos?, ¿qué es la inteligencia? (“Sólo conozco dos cosas que son infinitas: el Universo y la estupidez humana. De la primera no estoy seguro”).
Excelente biografía. Ha sido todo un placer leerla. Muchas gracias.
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