Les decía que tengo para mí que este mensaje de cambio, lleva consigo una enorme falacia. Y les doy un detalle.
Aun en el caso de que se hubieran cumplido las previsiones, toda la operación Hora del Planeta habría supuesto, únicamente, el equivalente a la suspensión de las emisiones de gases del efecto invernadero de China, durante sólo seis segundos. Muy poco.
Todo un planeta, en lo que sería un eclipse luminario global y durante toda una hora (3600 s), a cambio de un parón chino de tan sólo seis segundos ( 6 s). Algo descompensado quizás ¿No creen?
Aun en el caso de que se hubieran cumplido las previsiones, toda la operación Hora del Planeta habría supuesto, únicamente, el equivalente a la suspensión de las emisiones de gases del efecto invernadero de China, durante sólo seis segundos. Muy poco.
Todo un planeta, en lo que sería un eclipse luminario global y durante toda una hora (3600 s), a cambio de un parón chino de tan sólo seis segundos ( 6 s). Algo descompensado quizás ¿No creen?
Efecto perverso
Además, este mensaje de cambio, es portador del germen de un efecto perverso. Nos hace creer que hay soluciones instantáneas y fórmulas fáciles, para resolver problemas tan complejos como el del cambio climático. Y éstas no existen. Ninguna. Ni las fórmulas, ni las soluciones.
Aunque eso sí. Tiene un efecto placebo, el de tranquilizar muchas conciencias.
Sé de quienes apagaron sus luces durante esa hora, pero siguieron viendo la televisión, usaron el teléfono, mantuvieron encendidos sus ordenadores, pusieron algo la climatización de la casa, cogieron después el coche para ir a cenar fuera, etcétera. En fin.
Y lo peor. No tuvieron el menor cargo de conciencia por ello. Habían hecho lo que les habían pedido: apagar las luces. Habían formado parte de la respuesta al recalentamiento del planeta. Pues ya está. Con eso era suficiente ¿O no? Por supuesto ni esperaron, ni se pusieron a buscar la respuesta.
Es decir. Queremos que las cosas cambien, pero no queremos cambiar nosotros. Queremos que las cosas cambien, pero no a costa nuestra.
Aunque eso sí. Tiene un efecto placebo, el de tranquilizar muchas conciencias.
Sé de quienes apagaron sus luces durante esa hora, pero siguieron viendo la televisión, usaron el teléfono, mantuvieron encendidos sus ordenadores, pusieron algo la climatización de la casa, cogieron después el coche para ir a cenar fuera, etcétera. En fin.
Y lo peor. No tuvieron el menor cargo de conciencia por ello. Habían hecho lo que les habían pedido: apagar las luces. Habían formado parte de la respuesta al recalentamiento del planeta. Pues ya está. Con eso era suficiente ¿O no? Por supuesto ni esperaron, ni se pusieron a buscar la respuesta.
Es decir. Queremos que las cosas cambien, pero no queremos cambiar nosotros. Queremos que las cosas cambien, pero no a costa nuestra.
El "momento vela"
Claro que peor lo pusieron los que al prescindir de la electricidad, se iluminaron con velas. Han de saber que si encendemos una vela por cada bombilla que hemos apagado, resulta que no estamos reduciendo en nada las emisiones del gas dióxido de carbono, CO2.
En nada. Una vela contamina lo mismo que la bombilla.
Pero si encendemos dos velas por cada bombilla apagada, entonces ya estaremos emitiendo más CO2
¿Comprenden por donde voy?
Y dado que, a pesar de lo natural que nos pueda parecer, resulta que las velas son casi 100 veces menos eficaces que las tradicionales bombillas de incandescencia, y más de 300 veces menos eficaces que las luces fluorescentes. Entonces ni les digo.
Echen ustedes mismos las cuentas. La estulticia del "momento vela" supera la media estulta.
Un detalle más. Les estoy hablando de la contaminación en general. Si nos referimos en concreto a la de la habitación donde están encendidas, un recinto cerrado, entonces es para echarse a temblar.
La contaminación se dispara entre diez (10) y cien (100) veces más que el nivel de contaminación producido por coches, industrias y centrales eléctricas juntas.
Como pueden ver, en este asunto, falacia y perversidad van de la mano. Una desgracia.
Por supuesto que ya se lo habrán imaginado a estas alturas de la entrada. No apagué las luces de mi casa el sábado. Ni encendí una sola vela, por supuesto.
Por la contaminación, claro.
En nada. Una vela contamina lo mismo que la bombilla.
Pero si encendemos dos velas por cada bombilla apagada, entonces ya estaremos emitiendo más CO2
¿Comprenden por donde voy?
Y dado que, a pesar de lo natural que nos pueda parecer, resulta que las velas son casi 100 veces menos eficaces que las tradicionales bombillas de incandescencia, y más de 300 veces menos eficaces que las luces fluorescentes. Entonces ni les digo.
Echen ustedes mismos las cuentas. La estulticia del "momento vela" supera la media estulta.
Un detalle más. Les estoy hablando de la contaminación en general. Si nos referimos en concreto a la de la habitación donde están encendidas, un recinto cerrado, entonces es para echarse a temblar.
La contaminación se dispara entre diez (10) y cien (100) veces más que el nivel de contaminación producido por coches, industrias y centrales eléctricas juntas.
Como pueden ver, en este asunto, falacia y perversidad van de la mano. Una desgracia.
Por supuesto que ya se lo habrán imaginado a estas alturas de la entrada. No apagué las luces de mi casa el sábado. Ni encendí una sola vela, por supuesto.
Por la contaminación, claro.
Lo más importante para reducir la contaminación y la emisión de CO2 es no usar el autómovil y usar el autobús, metro o tranvía.
ResponderEliminar