lunes, 8 de diciembre de 2025

Comportamiento (humano) y aportación (genial). Preguntas

Surge esta secuela a propósito del comentario llegado sobre el reciente obituario de James Watson de hace unas semanas, ‘¿Hasta qué punto el comportamiento humano debe lastrar la imagen científica?’, en el que el lector apuntaba en esa dirección.

Preguntándose si es razonable juzgar y devaluar una aportación científica -vaya por delante que en nada cambia si ésta es artística o deportiva, su naturaleza no hace al caso-, por el reprobable comportamiento o ideario privado de su autor.

¿Debemos diferenciar una de otro? ¿Es posible estimarlos solo por su genialidad creativa, obviando sus actos como ser humano? ¿Juzgar sólo al hombre y no a la obra? Por arrancar, vaya por delante que, en mi prescindible opinión, deberíamos de ser capaces de hacerlo, y juzgarlos solo por su obra y no por su comportamiento.

Virtudes públicas y vicios privados

Algo que indudablemente no resulta nada fácil dada la humana tendencia a pensar que todas estas personas -artistas, científicos, deportistas- que destacan por sus genialidades creativas también lo hacen (o deben hacer) por sus cualidades humanas.

Ya, pero por desgracia las cosas no son así, somos el producto una mescolanza indisoluble de acciones, ideas y comportamientos que nos definen y nadie, nadie, en esta vida es absolutamente despreciable ni totalmente intachable. De estos mimbres estamos hechos.

De forma que el juicio de la realidad se presenta casi siempre complicado pues, de un lado y para empezar, somos animales complejos capaces en este sentido de todo, de lo mejor, de lo peor y, además, a la vez, al convivir todo ello en la misma persona, ora un genio creativo ora un ser deplorable.

Pero es que, de otro lado, resulta que para no pocos de nosotros es (casi) imposible reconocer la valía y grandeza de una obra, sin hacer de su autor un equivalente moral que esté a esa altura, un mito intachable; un requisito subjetivo que de no hacerse posible imposibilitará el reconocimiento, lo que deja dos caminos a seguir.

Bifurcación de caminos

O hacemos una impostura maniquea de los hechos, dotándolos de un revestimiento inmaculado que en realidad no tienen, y todo bajo la manta ideóloga de que la genialidad creativa de la obra, su invaluable aportación a la humanidad, compensa e incluso invalida lo que de desdeñables tienen sus actos humanos y, posibles, perjuicios al hombre. Una postura. (Continuará)

[*] Introduzcan en [Buscar en el blog] las palabras en negrilla y cursiva, si desean ampliar información sobre ellas.

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