domingo, 2 de noviembre de 2025

‘The Elements’, 1959. Tom Lehrer (y 2)

(Continuación) Sí, está en lo cierto, el nombre le fue puesto al elemento en honor del creador de los selectivos y archiconocidos premios, Alfred Nobel (1833-1896) y, desde que Lehrer escribió la canción hasta ahora, sesenta y seis años ya, se han descubierto dieciséis elementos más; estamos en 118.

Ésta es una (mejorable) traducción de su letra: “Los Elementos. Hay antimonio, arsénico, aluminio, selenio / e hidrógeno y oxígeno y nitrógeno y renio / y níquel, neodimio, neptunio, germanio / y hierro, americio, rutenio, uranio. / Europio, circonio, lutecio, vanadio / y lantano y osmio y astato y radio / y oro y protactinio e indio y galio / y yodo, torio y tulio y talio. / Hay itrio, iterbio, actinio, rubidio / y boro, gadolinio, niobio, iridio / y estroncio y silicio y plata y samario / y bismuto, bromo, litio, berilio y bario. /

¿Verdad que es interesante? Sabía que lo sería. Espero que estén tomando / apuntes, porque habrá un pequeño examen la próxima clase. / Hay holmio y helio y hafnio y erbio / y fósforo y francio y flúor y terbio / y manganeso y mercurio, molibdeno, magnesio. / Disprosio y escandio y cerio y cesio / y plomo, praseodimio, platino, plutonio. / Paladio, promecio, potasio, polonio / y tantalio, tecnecio, titanio, teluro / y cadmio, calcio y cromo y curio. Hay azufre, californio, fermio, berkelio / y también mendelevio, einstenio, nobelio / y argón, kriptón, neón, radón, xenón, zinc y rodio / y cloro, carbono, cobalto, cobre, tungsteno, estaño y sodio. / Estos son los únicos de los que / tenemos notica en Harvard / y puede haber muchos otros / pero no han sido descubiertos”.

Adenda cultureta

Según algunos exégetas, existe una versión mucho más antigua y corta de esta canción, nada menos que de Aristóteles y reza así ‘Hay tierra, aire, fuego y agua’; sí los elementos sublunares de la antigüedad. Es broma.

Ya más en serio, la de Lehrer es una retahíla de términos químicos ordenados para que coincidan con los acentos de las frases musicales, una humorada surrealista e irrespetuosa que parece ideada con el único fin de poner nervioso al espectador.

Y por supuesto todo un alarde memorístico que su autor interpreta con el único acompañamiento de su piano, explicando que la única razón de cantarla es para comprobar si aún puede hacerlo. No me diga, en fin. Por si está interesado hay interpretaciones de esta canción en los álbumes Tom Lehrer in Concert (1994); More of Tom Lehrer (1959) y An Evening Wasted with Tom Lehrer (1959).

No sé a usted, pero a un servidor esta canción le recuerda otras, algunas de las cuales han venido a estos pretendidos predios divulgadores. (¿Continuará?)

[*] Introduzcan en [Buscar en el blog] las palabras en negrilla y cursiva, si desean ampliar información sobre ellas.

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