De vuelta con ‘Jenny’ [CR-335]

Esta entrada apareció publicada el 14 de noviembre de 2025, en el semanario Viva Rota, donde también la pueden leer]

¿Recuerdan a ‘Jenny’, la popular orangutana que se exhibía en el Jardín Zoológico de Londres en la década de los años treinta del siglo XIX, y con la que el mismo Charles Darwin realizó algún que otro experimento en 1838? De hecho llegó a serlo tanto que apareció en varias revistas de la época vestida con ropa femenina y tomando el té como le habían adiestrado sus cuidadores. 

Un llamativo espectáculo que se interrumpió al morir el animal, y hubo que esperar un par de años para que el zoológico se hiciera con otro espécimen, una hembra también a la que llamaron cómo no Jenny y que llegó a ser incluso más famosa que la primera. Tanto que fue a verla nada menos que la misma reina Victoria (1819-1901), de quien se cuenta que con meticulosidad anotaba en su diario todas las “monerías” de las que era capaz el animal, solo cosas dignas, claro, de la real mención de su graciosa majestad quien en un momento determinado escribió: “Da miedo, y es dolorosa y desagradablemente humana”.

O sea que más de lo mismo. Había transcurrido ya casi un siglo y medio desde las mortificantes palabras del dramaturgo Congrave y, para la gran mayoría de los humanos, seguía siendo difícil aceptar los parecidos entre ambos homínidos, es más, se seguía negando la mayor. Sirva de botón de muestra el famoso sucedido del “Bulldog de Darwin”, apodo canino que tomó carta de naturaleza en 1860 cuando el biólogo y filósofo británico Thomas Henry Huxley intervino en el debate académico de Oxford contra el obispo Samuel Wilberforce. 

Lo hacía en defensa de la darwiniana teoría de la evolución por el mecanismo de la selección natural, publicada un año antes en su revolucionario libro de biología evolutiva ‘El origen de las especies’ de 1859, si bien su título de entonces era algo más largo, ‘Sobre el origen de las especies por medio de la selección natural, o la preservación de las razas favorecidas en la lucha por la vida’; no fue hasta su sexta edición de 1872, que se acortó hasta el actual.

Con su largo título inicial la editorial John Murray de Londres imprimió una tirada de 1250 ejemplares, cantidad significativamente alta tanto por la época como por su controvertida y elitista temática, que sin embargo se agotó el mismo día que lo puso a la venta. Increíble. Y aunque está considerado como uno de los precursores de la literatura científica, es un pilar teórico de la biología evolutiva, y del más del siglo y medio transcurrido en el que diversas ciencias han confirmado las entonces intuiciones darwinianas sobre nuestro parentesco con el resto de animales, a pesar de eso, ya le digo, la cosa no parece haber cambiado mucho en determinados contextos sociales.

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