martes, 25 de noviembre de 2025

De la medalla nobelera de James Watson (1)

Pocas horas después de editada la tercera entrega del obituario de James Watson, donde le citaba de pasada el asunto de la venta de su medalla Nobel de 1962, me llegaba un comentario solicitando información sobre él. Pues bien, aunque no es mucho lo averiguado, le cuento.

A finales de 2014, el poliédrico y chicagüense científico se dejaba caer en los medios de comunicación con una epatante noticia, la decisión de subastar su medalla del Nobel en Fisiología o Medicina de 1962, compartida con sus colegas Maurice Wilkins y Francis Crick «por sus descubrimientos acerca de la estructura molecular de los ácidos nucleicos y su importancia para la transferencia de información en la materia viva».

Una decisión singular y polémica

La medalla la recibieron nueve años después de publicar los resultados de su investigación sobre la estructura de doble hélice del ADN en la revista Nature del 25 de abril de 1953 y era la primera vez en la historia que un ganador de este galardón hacía algo semejante, que se vendía una de ellas estando vivo su dueño.

Pero ya sabe que siempre hay una primera vez para todo, estas cosas pasan, además con frecuencia. El caso es que en diciembre de 2014 la medalla se subastaba en Christie's y era adquirida por Alisher Usmanov, un multimillonario ruso que pagó 4,1 millones de dólares para, inmediatamente, devolvérsela al científico, como lo lee, ver para creer. No, estas cosas ya no pasan tanto.

¿Qué lleva a una persona a desprenderse de tan preciado y selectivo galardón? Hasta donde he podido averiguar, y para el caso que nos trae, de tres naturalezas distintas pudieron ser los motivos causantes de dicha venta: comunitario, personal y económico.

¿Por qué se vende una medalla Nobel?: Filantropía

Según él mismo comunicó en cierta ocasión, hacía tiempo que le rondaba la idea de financiar más proyectos de investigación en aquellas universidades e instituciones científicas donde estudió y trabajó a lo largo de su carrera.

"Estoy deseando hacer más regalos filantrópicos al laboratorio Cold Spring Harbor, la Universidad de Chicago y el Clare College Cambridge, y así seguir contribuyendo a que el mundo académico continúe siendo un ambiente donde prevalecen las grandes ideas y la decencia”.

A lo que añadía también “... además, tengo la intención de donar fondos a otras organizaciones de caridad locales que vengo apoyando desde hace tiempo". Unas razones sociales, filantrópicas y científicas, de lo más loable y a las que no se le pueden poner ni un “pero”, si bien... (Continuará)

[*] Introduzcan en [Buscar en el blog] las palabras en negrilla y cursiva, si desean ampliar información sobre ellas. 

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