Es donde, y desde hace unos años algunos alumnos de secundaria de la escuela North Sand Mountain en Higden, Alabama (EEUU), tienen colocados los 118 elementos químicos que la componen, en lugar de estar en la típica y socorrida pared del laboratorio.
Una singular ocurrencia que tuvo su profesor de química Scott Byrum, aprovechando
que estaban de reformas en el centro y cambiando las placas del techo que, mire
usted por donde, eran cuadradas.
Pensado, medido, encargado y puestos
Pensó que dicha forma tenía una geometría
ideal para cuadrícula de la tabla química de modo que midió, calculó y encargó
a una empresa local que se las construyeran en vinilo, como seguro sabe un material en esencia formado por policloruro de vinilo, PVC, (C2H3Cl)n, un
producto de la
polimerización del monómero de cloruro de vinilo y un
derivado del plástico muy versátil.
Las placas están codificadas por colores según el estado físico en el que se encuentra la sustancia simple formada por cada elemento en condiciones estándar (25 ºC de temperatura y 1 atm de presión), eligiendo letras negras si éste es sólido, azul si es líquido y rojo si es gaseoso.
Y una vez las placas en la escuela, él mismo y
los alumnos se encargaron de colocarlas, no sin antes tener que resolver algunas
dificultades técnicas como el detector de humo o los puntos de luz instalados en el techo que les rompían la alineación tabular.
Naturalmente dejaron espacio libre en el techo
por si había necesidad de colocar nuevas placas para otros elementos químicos que
se vayan descubriendo, qué tabla sería si no dejara previsores espacios para una
ampliación.
‘Divulga que algo queda’
Hasta donde me consta, los resultados, al menos los estéticos, son de lo más satisfactorios; cierto es que me falta información sobre los pedagógicos, pero no me cabe la menor duda de que lo serán también o eso quiero creer.
En propias palabras de Byrum: “Tengo que competir con todas las Xbox y
las Nintendo, así que tengo que mantenerme alerta. Si no consigo que mi clase
siga animada y emocionante, perderé a los estudiantes en cuestión de segundos”.
Y parece que va camino
de conseguirlo: “Esta tabla periódica en el techo les cautiva visualmente
como un juego, les hace sentir más conectados con mi enseñanza”. Una sensación
al parecer contagiosa pues continúa: “Es un tema de conversación instantáneo,
incluso los profesores, cuando entran y la ven, quieren hablar de ella”.
Por si están interesados,
una versión de este sucedido apareció en Periodic Table Ceiling
| April 30, 2012 Issue – Vol. 90 Issue 18 | Chemical & Engineering News donde pueden ampliar información.
Cachorros elementales
Bueno quizás es mucho decir, pero el caso es que la idea del profesor hizo fortuna y en otro lugar del país, Brent Sass, propietario de Wild & Free Mushing en Fairbanks, donde entrena perros para el mushing, deporte del trineo tirado por perros, decidió bautizar a sus cachorros de husky de Alaska con nombres de elementos químicos. Como lo lee.
Todo empezó con los descendientes de un husky
llamado Plata (Silver) y la necesidad de ponerles nombre, y dado que la madre tenía
nombre de metal, pues ya de la que va...
Y así nacieron Carbono, Cobalto, Cobre, Merc
(mercurio) y Níquel, a los que siguieron Argón, Criptón, Neón, Radón y Xenón, marchando
una de gases nobles, y Berilo (berilio), Bo (boro), Flo (flúor), Hierro, Ox
(oxígeno) y Estaño. Cachorros con nombres de elementos.
Por lo que tengo leído solo los cachorros de Silver llevan nombre de elemento, los de otras perras llevan nombres más normales, por lo que no creo que le falten elementos de la tabla.
[*] Introduzcan en [Buscar en el blog] las palabras en negrilla y cursiva,
si desean ampliar información sobre ellas.





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