(Continuación) La araña. Seguro que se ha fijado, en diferentes lugares del edificio suele aparecer un solitario arácnido colgando de un hilo o de una telaraña, y que cada vez aparece disfrazado de una manera diferente, un protagonista animado más y una afición al disfraz que nos viene a recordar un poco a ¿Mortadelo?
Por cierto, como seguro sabe, las arañas reales
tienen cuatro pares de patas, ¿cuántos poseen las moradoras del 13 de la Rue
del Percebe? ¿a qué cree que es debido? Y hasta aquí lo relacionado con
seres animados ¿o encuentra usted alguno más?
Si es así no dude en comunicármelo, porque por mi
parte hay al menos dos entidades más del inmueble, éstas inanimadas y
entreplantas, que no quiero dejar pasar, y a las que ya me he referido, me refiero
al ascensor y a las escaleras.
El ascensor, el moderno sistema de transporte vertical que es todo un personaje por derecho propio a pesar de “no tener vida”, lo entrecomillo porque siempre está estropeado y no dejan de pasarles sucedidos y peripecias como algunas de las ya citadas (lo roban, encoge por la lluvia, es ocupado por inquilinos).
Eso o cuando está en reparación y es sustituido por,
digamos, otros métodos alternativos para
“impulsar” a los viajantes a los pisos superiores: un cañón, un fuelle gigante
o algún que otro cartucho de TNT.
Por no hablar de cuando es reemplazado por nuevas y
“creativas” versiones que llevan a cabo variopintos constructores: un
fabricante de juegos de ajedrez, uno de pompas fúnebres o un vidriero que como
ya imagina proporcionan a modo de ascensor bien una torre, un ataúd o una botella
gigante. (...Pero lo difícil, y lo que tiene verdadera importancia, es lo
otro, es la letra en sí, es la idea). (Continuará)
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