En la actualidad, con sus 140 m de longitud, discurre entre la plaza de Alfaro y la calle Vida en el barrio de Santa Cruz (41001) junto a un lienzo de la muralla almohade original del siglo XII, si bien como vía no siempre tuvo esa longitud, se llamó así o estuvo ahí ubicada.
Urbanísticamente se trata de un adarve, calle que circula
pegada a la muralla de la ciudad, que llevaba adosado un muro con dos tubos
interiores que conducían el agua desde unas fuentes en la localidad de Alcalá
de Guadaira hasta los jardines de los Reales Alcázares, y de esta función tomó algunos
de sus nombres.
Un agua que llegaba por los Caños de Carmona desde la puerta homónima, de los que se conservan algunos fragmentos dispersos en la calle Luis Montoto y en la avenida de Andalucía.
Y aunque al menos desde 1397 es conocida con esta
denominación actual, en un padrón de 1721 se la menciona como Baño de Doña
Elvira y en los siglos XVIII Y XIX como del Muro o del Muro del
Agua por razones obvias.
También aparece descrita en la Noticia histórica del
origen de los nombres de las calles de esta ciudad de Sevilla (1839) de Félix
González de León como calle del Agua, aunque en el plano de Poley
y Poley (1910) figura como calle del Sacrificio, salía de la plaza
de igual denominación, y es a partir del parcelario de 1928 cuando se rotula
como callejón del Agua.
Por cierto, en ella se conservan tres torreones de planta rectangular y en el más cercano a la plaza de Alfaro están descubiertos los extremos de las dos grandes tuberías de arcilla, las canalizaciones que traían el agua alcalareña hasta los jardines del Alcázar y, por ende, a la ciudad.
De hecho, para el Ayuntamiento hispalense la razón del
nombre de la calle es una mera cuestión práctica, la misma que con su permiso
hago mía pues me sirve de percha para colgar este decienciaporsevilla.
Y hablarle, tanto de los antiguos elementos griegos
primigenios, que explican de qué están hechas las cosas que nos rodean, como de
los actuales que la ciencia moderna del siglo XXI nos ofrece.
De ambos el callejero sevillano nos ofrece una buena muestra, pero empecemos por donde debe.
Los
cuatro elementos griegos de la naturaleza
Por la información que poseemos fueron los antiguos
griegos presocráticos, primeros filósofos físicos occidentales, quienes se
hicieron la inicial pregunta ¿de qué están hechas las cosas? y responderla de
una forma lógica alejada del mito y las creencias, quiero decir, un principio natural,
universal y racional que explicase la existencia del mundo.
Una antigua y fascinante idea griega la de los elementos
que arranca con Tales de Mileto (624-546 a. C.) para quien el agua
era ese elemento primario (arjé) y al que sigue su discípulo Anaximandro
(610-546 a. C.), quien consideraba que el principio de todas las cosas era el
ápeiron, lo indefinido o ilimitado, una especie de materia indeterminada
de la que emanarían los distintos elementos con sus rasgos distintivos. (Continuará)
[*] Introduzcan en [Buscar en el blog] las palabras en negrilla y cursiva, si desean ampliar información sobre ellas.
[**] El original de esta entrada fue publicado el 17 de junio de 2024, en la sección DE CIENCIA POR SEVILLA, del diario digital Sevilla Actualidad.
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