martes, 3 de septiembre de 2024

Física cuántica y ¿autoayuda?

Uno de estos días pasados mientras veíamos atardecer en la playa, alguien, sabedor de que me gustan estos temas me preguntó si era cierto que la autoayuda tiene fundamento científico por parte de la física cuántica, pues él había leído algo en ese sentido, pero no le terminaba de quedar claro de que fuera así.

Es decir, si era posible que un método o sistema formado por un conjunto de técnicas, consejos y reflexiones por el que una persona puede prestarse ayuda a sí misma con el propósito de mejorar algún aspecto de su conducta o personalidad, tuviera algún tipo de fundamento en dicha rama de la física moderna.

En concreto la física cuántica que estudia partículas subatómicas como electrones y fotones, fenómenos como el entrelazamiento cuántico o desarrolla, por decir uno, el principio de incertidumbre, describiendo así el comportamiento del mundo a escala microscópica; un mundo (molecular) donde no funcionan las leyes de la física clásica encargada de hacer lo propio con los objetos a escala macroscópica (molar).

Una rama fascinante, difícil y compleja de entender la cuántica que, por desgracia o quizás por ello, resulta ser de las más malinterpretadas y así, en los últimos años existe una creciente tendencia a vincular sus conceptos cuánticos con supuestas hipótesis no probadas de autoayuda y espiritualidad.

Una conexión de la que los científicos no encuentran prueba alguna, por lo que la consideran un falso mito, otra ocurrencia y un ejemplo de pseudociencia más; algo que no ocurre en otros campos donde dichos conceptos han permitido desarrollos tecnológicos impresionantes, sirvan de ejemplo los ordenadores cuánticos o la criptografía cuántica.

Un malentendido, involuntario por ignorancia o intencionado por interés, que nace de una interpretación errónea de algunos de sus principios, sirva de botón de muestra el experimento mental del gato de Schrödinger que según una ignara manera de entenderlo, la mente humana podría influir directamente en la realidad física, lo que es falso de toda falsedad.

El experimento lo que muestra en realidad es la naturaleza probabilística de las partículas subatómicas, no la capacidad de la mente para alterar la realidad; la mecánica cuántica ni permite que las cosas estén en dos lugares a la vez, ni que el observador modifique la realidad de una manera que justifique las supercherías que pregona la autoayuda.

La realidad cuántica se basa en cálculos de probabilidades y en la interacción de partículas en condiciones muy específicas, pero no en la suspecta influencia mental o espiritual de la que por ahora no existe ninguna evidencia.

Lo que por desgracia no impide que numerosos charlatanes y embaucadores, ganapanes expertos en el arte de engañar, añadan a su verborrea pseudocientífica la palabra “cuántica” cuando cuentan sus magufadas: falsas curas milagrosas, conexiones mentales esotéricas o argumentos que justifican falsificados remedios como el de la homeopatía. Si piensa que entiende la mecánica cuántica, entonces es seguro que no la entiende. Richard Feynman.

[*] Introduzcan en [Buscar en el blog] las palabras en negrilla y cursiva, si desean ampliar información sobre ellas.

 

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