lunes, 2 de septiembre de 2024

DCPS. Asociación “Nicolás Monardes” (y 4)

(Continuación) Naturalmente muchas de estas sustancias como cocaína, nicotina, curare, psicoestimulantes procedentes de las solanáceas no encajan con la concepción actual de medicamento, cuando no están expresamente prohibidas como el LSD.

Extraordinaria actividad científica. Sombras

Pero hete aquí que esa hipótesis acerca del no uso de las plantas de ultramar, por su deterioro biológico, en la cura de diversas enfermedades, Monardes, pasado un tiempo, la cambia por otra que es todo lo contrario, un cambio drástico que a muchos le pareció se asemejaba demasiado a la fe del converso, ya me entiende, “donde dije digo ahora digo Diego”. Un cambio que fue interpretado de diferente manera.

Unos, los llamaremos “bien pensantes”, creyeron que el cambio de actitud fue motivado por los descubrimientos científicos que se estaban produciendo en la época y que mostraban el salutífero efecto sobre las personas de algunas de esas plantas. Para ellos la razón era científica.

Sin embargo, otros, los “mal pensantes”, estaban en el otro extremo y para ellos no era esa la razón del cambio de postura sino, los pingües beneficios que le reportaban la importación y posterior venta de esas plantas americanas independientemente de si curaban o no.

O sea que era sólo negocio y, por tanto, tenía fundamento la leyenda negra que se cierne sobre ciertas prácticas del médico y botánico sevillano.

La industria farmacéutica. Hoy como ayer

No debemos obviar que en esos tiempos ejercía en Sevilla la poderosa familia Fugger o Fúcares, uno de los mayores grupos de empresarios y financieros alemanes de los siglos XV y XVI; un clan familiar precursor del capitalismo moderno, junto con los Médicis y los Welser, que en el campo de la farmacología tenían el monopolio europeo y americano de la planta guayaco, y ya realizaban prácticas comerciales que le sonaran.

Por ejemplo, pagaban a científicos reputados de la época para que elogiaran algunos productos con los que ellos comerciaban, y Monardes fue uno de ellos, llegando a cobrar una cuantiosa cantidad por hacerlo del guayaco y la zarzaparrilla.

Un pingüe negocio desde entonces este tipo de “colaboración” que enriqueció a nuestro médico, quien no dudó en aumentar su ya inmensa fortuna vendiendo su prestigio como médico y botánico al mejor postor.

Lo hizo escribiendo por encargo y a favor, lo que hoy sería un publirreportaje, del uso de ciertas plantas para la curación de algunas enfermedades. Monardes es un buen ejemplo de cómo los factores comerciales pueden influir en el mundo médico y sanitario, a través de su papel en la producción y desarrollo de remedios de sanación; de aquellos polvos del XVI estos lodos del XX y XXI. (Continuará)

[*] Introduzcan en [Buscar en el blog] las palabras en negrilla y cursiva, si desean ampliar información sobre ellas.

[**] El original de esta entrada fue publicado el 8 de abril de 2024, en la sección DE CIENCIA POR SEVILLA, del diario digital Sevilla Actualidad.

 

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