(Continuación) Naturalmente muchas de estas sustancias como cocaína, nicotina, curare, psicoestimulantes procedentes de las solanáceas no encajan con la concepción actual de medicamento, cuando no están expresamente prohibidas como el LSD.
Extraordinaria
actividad científica. Sombras
Pero hete aquí que esa hipótesis acerca del no uso de las
plantas de ultramar, por su deterioro biológico, en la cura de diversas
enfermedades, Monardes, pasado un tiempo, la cambia por otra que es todo lo
contrario, un cambio drástico que a muchos le pareció se asemejaba demasiado a
la fe del converso, ya me entiende, “donde dije digo ahora digo Diego”.
Un cambio que fue interpretado de diferente manera.
Unos, los llamaremos “bien pensantes”, creyeron que el
cambio de actitud fue motivado por los descubrimientos científicos que se
estaban produciendo en la época y que mostraban el salutífero efecto sobre las
personas de algunas de esas plantas. Para ellos la razón era científica.
Sin embargo, otros, los “mal pensantes”, estaban en el otro extremo y para ellos no era esa la razón del cambio de postura sino, los pingües beneficios que le reportaban la importación y posterior venta de esas plantas americanas independientemente de si curaban o no.
O sea que era sólo negocio y, por tanto, tenía fundamento
la leyenda negra que se cierne sobre ciertas prácticas del médico y botánico
sevillano.
La
industria farmacéutica. Hoy como ayer
No debemos obviar que en esos tiempos ejercía en Sevilla
la poderosa familia Fugger o Fúcares, uno de los mayores grupos
de empresarios y financieros alemanes de los siglos XV y XVI; un clan familiar
precursor del capitalismo moderno, junto con los Médicis y los Welser, que en
el campo de la farmacología tenían el monopolio europeo y americano de la
planta guayaco, y ya realizaban prácticas comerciales que le sonaran.
Por ejemplo, pagaban a científicos reputados de la época para que elogiaran algunos productos con los que ellos comerciaban, y Monardes fue uno de ellos, llegando a cobrar una cuantiosa cantidad por hacerlo del guayaco y la zarzaparrilla.
Un pingüe negocio desde entonces este tipo de
“colaboración” que enriqueció a nuestro médico, quien no dudó en aumentar su ya
inmensa fortuna vendiendo su prestigio como médico y botánico al mejor postor.
Lo hizo escribiendo por encargo y a favor, lo que hoy
sería un publirreportaje, del uso de ciertas plantas para la curación de
algunas enfermedades. Monardes es un buen ejemplo de cómo los factores
comerciales pueden influir en el mundo médico y sanitario, a través de su papel
en la producción y desarrollo de remedios de sanación; de aquellos polvos del
XVI estos lodos del XX y XXI. (Continuará)
[*] Introduzcan en [Buscar en el blog] las palabras en negrilla y cursiva, si desean ampliar información sobre ellas.
[**] El original de esta entrada fue publicado el 8 de
abril de 2024, en la sección DE CIENCIA POR SEVILLA, del diario digital Sevilla
Actualidad.
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