(Continuación) Fue entonces cuando, ante tan desoladora situación provocada por esta nueva “enfermedad negra” o “pestilencia”, que el Cabildo hispalense requirió los servicios de todos los médicos disponibles.
Hospital
de las Cinco Llagas
Entre ellos, y sobre todo, los de Monardes ya con
más de setenta años, a fin de intentar controlar la epidemia de peste que se
cebó con la ciudad; él, no solo participó de manera activa y presencial, sino
que escribió unos textos, epístolas o cartas, en los que recogía qué medidas y
medicamentos se debían emplear para el control de la epidemia.
Ni que decir tiene que la epidemia no hacía distingos por
la condición social y afectaba por igual a menesterosos y a ricos, cuyos
cuerpos se hacinaban en centros como el Hospital de las Cinco Llagas de Nuestro
Redentor, también conocido como Hospital de la Sangre.
Fundado en 1500 por Catalina de Ribera y Mendoza como hospital para mujeres, estuvo funcionando hasta 1972; con posterioridad y tras una restauración inicial, fue inaugurado el 28 de febrero (Día de Andalucía) de 1992, unos meses antes que la Expo92, como sede del Parlamento y la Cámara de cuentas de Andalucía; la restauración total no finalizó hasta 2003.
Yersinia
pestis
Una enfermedad cuyo origen estaba en las pulgas que se
alojaban en el cuerpo de las ratas de donde pasaban a los seres humanos, un
proceso sin duda favorecido por la falta de higiene y la insalubridad de la
época que aumentaban considerablemente su virulencia.
De esta peste tan solo comentar que está originada por la
bacteria Yersinia pestis, un bacilo causante de otras en el ser humano
como la pneumónica, la bubónica y la septicémica; de hecho se le considera el
agente infeccioso, directamente responsable de más muertes humanas que
cualquier otra enfermedad infecciosa, salvo la malaria.
Y Monardes junto a otros médicos -Diez Daza, Francisco de Oropesa o Hidalgo de Agüero quien por cierto cuenta con una céntrica calle, un nuevo vínculo pues- contribuyó con sus conocimientos a mejorar el estado salutífero de los ciudadanos, cuando la peste asoló la ciudad hispalense.
Así y todo, unos doce mil (12 000) pudieron morir en ese
periodo de tiempo, si bien no alcanzó la tragedia de Madrid a la que la peste
dejó prácticamente despoblada. Un ambiente que bien podría servir de marco para
las palabras pronunciadas por la santa de Ávila sobre nuestra ciudad, a quien
por cierto nunca le gustamos, y a la que se refería como “La ciudad donde el
demonio se encuentra más a gusto”.
Quizás no anduviera falta de razón la abulense en aquella
época, claro que para saberlo a ciencia cierta habría que preguntar al mismo
demonio, y quien es el osado que le pone ese cascabel al gato endemoniado. (Continuará)
[*] Introduzcan en [Buscar en el blog] las palabras en negrilla y cursiva, si desean ampliar información sobre ellas.
[**] El original de esta entrada fue publicado el 18
de marzo de 2024, en la sección DE CIENCIA POR SEVILLA, del diario
digital Sevilla Actualidad.
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