[Esta entrada apareció publicada el 05 de julio de 2024, en el semanario Viva Rota, donde también la pueden leer]
Es la mejor traducción que le puedo ofrecer del término Fussballliebe, nombre del balón oficial de la Eurocopa 2024 presentado a finales del año pasado, una maravilla de la ciencia y la tecnología futbolera gracias a la unión de varios campos del saber humano y todo encaminado a disfrutar de un futbol más ecológico, más preciso y con resultados más justos en el marcador, como lo lee.
Por ejemplo, desde el
campo de la neurociencia y en concreto con el efecto ‘flash lag’,
una conocida ilusión óptica que muestra la dificultad que tenemos para percibir
con precisión la posición de un objeto en el momento que sucede otro evento; sí,
es lo que piensa, el que se produce en la señalización de los fueras de
juego.
Diferentes experimentos demuestran que el cerebro puede inventarse falsas ilusiones visuales para así compensar la velocidad que lleva un objeto cuya trayectoria se sigue con la vista.
Y dado que es imposible que un juez de línea
pueda observar a la vez la posición del último defensor y el momento preciso en
el que el balón sale del pie de un atacante al dar el último pase, es por lo
que muchas veces los jueces se fijan únicamente en el balón confiando en saber
cuál será la posición exacta de los jugadores, a los que previamente habían
visto desplazarse ¿Sí?, pues error.
Un estudio científico
de todos los fueras de juego del Mundial de 2002 de Corea demostró que no solo un
26,1 % de los señalizados no lo eran, sino que se dejaron de señalar un 26,5 %
de fueras de juego reales. Ya, pero, ¿cómo lo sabemos?
Gracias a la tecnología ‘Connected Ball’, consistente en introducir un sensor de 14 g en el centro del balón algunos de los cuales son microchips, circuitos electrónicos integrados formados de un material semiconductor, silicio (Si) y por los que Jack S. Kilb recibió el Premio Nobel de Física en el 2000. Dichos circuitos se encapsulan para protegerlos y se introducen en el balón de modo que cuando el jugador lo golpea el sensor registra el momento con una precisión muy superior a la de las imágenes de vídeo.
Una información que se transmite (500 datos/s) a un sistema óptico formado por doce cámaras que detectan hasta veintinueve puntos específicos del cuerpo de los futbolistas que cuentan para el fuera de juego.
Por último, todos los datos, de sensor y de
cámaras, son procesados por un sistema de inteligencia artificial que genera
animaciones en 3D e informa a los árbitros, aquí juega la sala del VAR, de
aquellos jugadores que se encuentran en fuera de juego. ‘Ningún jugador es tan bueno como todos
juntos’, Di Stéfano. (Continuará)
[*] Introduzcan en [Buscar en el blog] las palabras en negrilla y cursiva, si desean ampliar información sobre ellas.
ÍNDICE
Es la primera vez que escucho de esa tecnología, pero suena interesante que la implementen.
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