(Continuación) Después, y según Live Science (2022), LeMone tomó como valor de su densidad el de cero, coma cinco gramos por metro cúbico, 0,5 g / m3; tan solo faltaba echar los números, según la definición de densidad volumétrica, dv
dv
= m / V ; m = dv · V = 0,5
g / m3 · 109 m3 = 0,5 · 109 g = 500
t
Para que se haga una
idea, la masa media de un elefante adulto es de unas cinco toneladas (5 t) por
lo que este cúmulo equivale a tener cien (100) elefantes flotando encima de
nosotros ¿Precaución?
Si atendemos a la
cantidad de masa suspendida sobre nuestras cabezas, sí; las nubes a pesar de
ese característico aspecto hinchado y ligero, son mucho más pesadas de lo que
parecen, pero no son elefantes.
Peso de una nube. Nuevos cálculos
Naturalmente se trata de solo un ejemplo, porque hay nubes aún más cargadas de agua, me refiero a esos nubarrones casi negros que anuncian una inminente tormenta, que pueden llegar a pesar muchísimo más.
Claro que, en ese
sentido, se podría dar un paso más en los cálculos de LeMone si
consideramos que las nubes no solo contienen agua, también aire.
Término entendido en
la acepción de “disolución de gases que constituye la atmósfera terrestre, atraídos
por la acción de la gravedad del planeta, g = 9,81 N/kg, y que está constituida
principalmente de oxígeno (O2), nitrógeno (N2)
y otros compuestos como dióxido de carbono (CO2) o vapor
de agua (H2O)”.
Materia que se encuentra entre las gotas de agua, y cuya masa se debería tener en cuenta a la hora de calcular el peso de la nube. Ahí lo dejo. No sé por qué, se me viene a la memoria un trabalenguas de la infancia del que, por otro lado, nunca comprendí su significado: “El cielo está enladrillado, / ¿quién lo desenladrillará? / El desenladrillador que lo desenladrille, / buen desenladrillador será”.
¿Mirando hacia arriba con temor?
Por supuesto que no,
ya sabe que las nubes no se van a caer por mucha que sea su masa -salvo en el
sentido de precipitación en forma de lluvia, nevada, etcétera-, y la razón la
estudiamos en las clases de ciencias bachilleras como el serendípico principio
de Arquímedes y el impúdico sucedido protagonizado por el griego.
Cuando observó cómo, al entrar en una tina se derramaba el agua y le resultaba más fácil levantar sus piernas al estar sumergidas; ni que decirle tengo que le faltó tiempo para salir corriendo y contárselo a todo el mundo, sin caer en la cuenta que iba como su madre lo trajo al mundo, normal en ese trance, pero es que ahora ya tenía una edad.
Dicen
que gritaba, ¡Eureka! ¡Eureka! (Continuará)
[*] Introduzcan en [Buscar en el blog] las palabras en negrilla y cursiva, si desean ampliar información sobre ellas.
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