Aquí, en el hemisferio norte del planeta desde donde escribo, es producirse el fenómeno astronómico del equinoccio de marzo -y por convenio humano, las calendarias y estacionales despedida del invierno y llegada de la primavera- para que nosotros, los humanos, nos aprestemos a otro cambio.
El de la hora
relojera, ya sabe, abandonar el horario de invierno y adoptar, una vez más, el horario
de verano, un acontecimiento que por esperado no es por ello menos
disruptivo y en el que, no solo estamos, sino que seguiremos hasta saber cuándo.
Acerca de cuándo cambiar la hora
Como corresponde, hoy 31 de marzo del Año del Señor de 2024, último domingo marcero, a las dos (2) de la madrugada hora peninsular, Ceuta, Melilla y Baleares, deberemos adelantar todos nuestros relojes para ponerlos a las tres horas (3 h), recuperando así el horario estival. En Canarias, naturalmente, la una (1) de la madrugada pasará a ser las dos (2), y en todo el país este día tendrá, oficialmente, una hora menos, la misma que algunos perderán de sueño y otros no.
Una modificación
horaria que como es sabido, se aplica con la pretendida intención de ajustar la
jornada laboral a las horas de luz natural; no olvide que a partir de hoy
amanecerá y anochecerá más tarde, y así será hasta la llegada de la nueva
estación posveraniega, el otoño.
El debate de nunca acabar
A propósito de los cambios horarios, de su pretendida idoneidad fisiológica y económica, de con cuál de ellos nos quedaremos y de si es éste el último cambio o no, ya le he enrocado lo que sé (no hay nada nuevo desde la última vez que lo hice), así como mi opinión al respecto, por lo que no le canso.
A fin de no repetirme,
puede utilizar el buscador del blog para ampliar información de muchos aspectos
relacionados con el tema, bueno, si acaso, y en relación con lo del ajuste de
los relojes, añadir un detalle doméstico.
Sólo tendrá que poner
en hora aquellos dispositivos que lo necesiten, los denominados “no
inteligentes” por no estar conectados a Internet, entiéndame, aquellos que no
van a cambiar la hora por sí mismos, me refiero a los del: horno, nevera,
temporizadores varios, despertador de mesita de noche, algún que otro reloj de
casa, etcétera.
Pero se podrá despreocupar de los que sí estén conectados como los del: computador, móvil, portátil, reloj inteligente, tableta, coche o dispositivo con altavoz inteligente que, seguramente, lo hagan solos. Aunque no se fíe, recuerde el anónimo: “Bienvenida, primavera, ya se nota tu presencia. Hay gran cantidad de capullos por todos lados…”.
[*] Introduzcan en [Buscar en el blog] las palabras en negrilla y cursiva,
si desean ampliar información sobre ellas.
Gran información era algo que la verdad desconocía.
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