(Continuación) Volviendo a la ciencia cuantitativa, la enorme masa de la nube, distribuida de forma que las partículas de agua -con un tamaño estándar de diez micras (10 μ = 10 · 10-6 m), es decir, diez milésimas de milímetro (10-5 m)- ocupan una superficie muy, muy, extensa y alta, hace disminuir su densidad a 0,5 g/m3, inferior a la del aire de 1,2 kg/m3, con lo que estos mamotretos son “sostenidos” por él.
Fue el físico y matemático italiano Evangelista
Torricelli (1608-1647), inventor del barómetro de mercurio quien
concluyó: “Vivimos sumergidos en el fondo de un mar de aire”. Una bella
y acertada analogía, como en principio nos pudiera parecer la visión de ciertas
nubes que aparentan jugarnos una trastada visual.
¿Quién no ha visto una nube que tenía una forma concreta de caballo, persona, oso, silueta humana o cara? ¿A que sí? Pues bien sepa que, como en las preguntas anteriores, la ciencia y en concreto ahora la psicología, tiene respuestas para ella, y ha llamado a tal fenómeno pareidolia.
Pareidolia
Un término, derivado etimológicamente del griego
eidolon, (‘figura’ o ‘imagen’) y para (‘junto a’ o
‘semejante a’), para un fenómeno psicológico en el que un estímulo vago y
aleatorio (una imagen) se percibe como una forma reconocible, debido a un sesgo
perceptivo.
Una ilusión que deforma mentalmente un
objeto real externo, ya sea por falta de atención, sentimientos que actúan
catatímicamente deformando una realidad o porque exista un deseo expreso de
deformar ese objeto real.
Se trata de una de las tres modalidades de ilusión que distinguió el psiquiatra y filósofo alemán-suizo Karl Jaspers (1883-1969) cuando un sujeto ve figuras al mirar un material poco estructurado: ilusiones por inatención; ilusiones afectivas y las pareidolias.
Dichos materiales bien pueden ser las nubes, una
pared desconchada, las vetas del mármol o las láminas del Test de Rorschach
utilizado, por cierto, en evaluaciones psicológicas.
Aunque las ilusiones
no son necesariamente patológicas -pueden aparecer en sujetos normales y no hay nada extraño en mirar al cielo y dar rienda suelta a nuestra imaginación- son sobre todo abundantes en
los delirios oníricos acompañadas de alucinaciones visuales y táctiles. Y hasta
aquí, que ya está bien de nubes. (¿Continuará?)
[*] Introduzcan en [Buscar en el blog] las palabras en negrilla y cursiva, si desean ampliar información sobre ellas.
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