martes, 24 de octubre de 2023

Dory, la “olvidadiza” [CR-243]

[Esta entrada apareció publicada el 20 de octubre de 2023, en el semanario Viva Rota, donde también la pueden leer]

Ya sabe a quién me refiero. Ese personaje ficticio de un par de películas animadas, una hembra del colorido pez cirujano azul (Paracanthurus hepatus) que resulta ser muy diferente a los demás peces al padecer un problema de falta de memoria a corto plazo, y que sin embargo no le impide tener una personalidad amigable, buen sentido del humor y un corazón generoso que…; no, no tema que no le destripo las películas y voy a lo que vengo ¿Cuál es la enfermedad de Dory?

Desde el punto de vista médico está diagnosticado, ella sufre un trastorno de pérdida de memoria a corto plazo conocido como amnesia anterógrada, la incapacidad para recordar información reciente o de formar nuevos recuerdos. A causa de ella las personas que lo padecen olvidan casi de inmediato cosas que acaban de leer, escuchar o suceder, y la única manera de recordarlas es repitiéndolas, pero, eso sí, si pierden la concentración, las olvidan y por completo.

Lo que sí pueden recordar es el pasado remoto, por ejemplo, su infancia, es decir, no tienen problemas con la memoria a largo plazo o memoria retrógrada. En un principio esta pérdida de memoria a corto plazo parece estar asociada a un daño en el hipocampo, localizado en el lóbulo temporal anterior del cerebro, y debido a la llamada de atención social que las películas han realizado sobre este trastorno, la amnesia anterógrada es también conocida como la enfermedad de Dory.

Pero en la película solo la padece ella, entonces, ¿por qué se utiliza la expresión “tener memoria de pez” para significar que ésta no es buena? ¿Acaso no es cierto que, como popularmente se cree, los peces tienen una capacidad de memoria de sólo treinta segundos? Pues siento decirle que no es más que un dicho popular, una creencia falsa tal como han demostrado diferentes investigaciones científicas, una de las cuales prueba que pueden recordar el lugar en el que fueron alimentados hasta doce días después.

Así que la realidad es que los peces tienen memoria y muy buena. Lo digo por la influencia que las películas tuvieron en el hecho de que personas, supuestos amantes de los animales, que nunca habían tenido peces en su casa, tras su visionado decidieran montar un acuario con peces cirujanos en ellos. Y además hacerlo sin cargo de conciencia de maltrato animal, sin los problemas éticos que podrían surgirles, como personas sensibles que son, al mantenerlos en esas pequeñas jaulas de cristal con un mínimo grado de movilidad.

Total, si los pobres, debido a su amnesia anterógrada, nunca llegan a ser realmente conscientes de su encierro de por vida, o les dura solo treinta segundos. ‘No problem’, dirán. Pues sepa que no es así.

[*] Introduzcan en [Buscar en el blog] las palabras en negrilla y cursiva, si desean ampliar información sobre ellas.

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