[Esta entrada apareció publicada el 17 de marzo de 2023, en la contraportada del semanario Viva Rota, donde también la pueden leer]
Cuando esta columna salga a la calle quedarán poco más de tres días para que entremos, ya de pleno derecho, en la estación astronómica de la primavera aunque a nadie escapa que, de hecho, llevamos ya algunos inmersos en la meteorológica; que no es igual, aunque parezcan lo mismo, astronómico y meteorológico.
Será así desde el próximo
lunes 20 de marzo a las 22 h y 24 min hora oficial en Península y Baleares, las
21 h 24 min en Canarias y UTC, cuando tenga lugar el equinoccio de marzo. Una estación
astronómica que durará 92 días y 18 horas, terminando el 21 de junio con el
comienzo de la nueva estación; es lo que tiene la primavera, que dura lo que
tarda en llegar el verano.
Y una fecha de inicio que no es siempre la misma pues, a lo largo de este siglo, caerá entre los días 19 y 21 de marzo. La más tempranera lo hará en sus postrimerías (2096), ya veremos quienes están aquí para ratificarlo, y la más tardía ya ocurrió pues fue en el 2003. Unas variaciones que obedecen a la necesidad de ajustar la duración del año calendario (unos son bisiestos y otros no), con la de cada órbita de la Tierra alrededor del Sol o año trópico.
Son exigencias
matemáticas de la cinemática celeste y, como muchos de los asuntos humanos, estos
inicios son frutos de un acuerdo, y asi por convenio se han hecho coincidir con
aquellos instantes en los que el planeta ocupa determinadas posiciones en su
órbita alrededor del Sol, en este caso, con aquella en la que el centro del astro,
visto desde la Tierra, cruza el ecuador celeste en su movimiento aparente hacia
el norte. Entonces, la duración del día y la noche prácticamente coinciden, de
ahí que se le conozca como equinoccio (del latín ‘aequinoctium’, “noche
igual”).
Naturalmente, esto que le digo es para el hemisferio norte porque, justo en ese mismo instante, pero en el sur, lo que se inicia es la estación otoñal, una cuestión de perspectiva, y para que no la pierda, le recuerdo que el término equinoccio se corresponde con un hecho singular, con una coincidencia espacial que dura sólo un momento, así que no es una fecha, ni dura un día entero, aunque llamemos así al día en el que ocurre ese fenómeno fugaz.
Y si bien el cambio
astronómico de estación se produce instantáneamente, el meteorológico no ocurre
de forma tan repentina. A causa del doble y continuo movimiento de rotación
y traslación del planeta, se produce de forma gradual y constante con el
transcurrir de días, semanas y meses. Les dejo con una orteguiana, ‘Ciencia
es todo aquello sobre lo cual cabe discusión’.
[*] Introduzcan en [Buscar en el blog] las palabras en negrilla y cursiva, si desean ampliar información sobre ellas.
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