Centenario de Einstein en España, 1923. Viernes, 9 de marzo

(Continuación) El fin de semana se aproximaba y la visita a Madrid tocaba a su fin, razón por la que el comité encargado de su recepción dejó al matrimonio más o menos libre para sus visitas familiares y culturales.

Viernes, 9 de marzo. Visitas culturales y Residencia de Estudiantes

Este día el matrimonio visitó Manzanares el Real y el Escorial, y por la tarde Einstein acudió invitado a una tertulia en la Residencia de Estudiantes, el “Oxford madrileño”, uno de los centros culturales en eclosión de la época.

Allí imparte una nueva charla no prevista (sería la quinta y última en la capital) que tituló “Resumen de las teorías de la relatividad” y fue presentada por el filósofo y ensayista José Ortega y Gasset (1883-1955) que también actuó de traductor pues Einstein la dio en alemán.

Creo que se lo he dicho, pero por si no es así, es muy probable que Ortega fuera uno de los pocos españoles de aquel tiempo, capaz de comprender la trascendencia de la teoría einsteniana.

Una charla por cierto más bien divulgativa de la que nuevamente, y a pesar de la altura intelectual de su audiencia, tenemos justificados motivos para dudar de que la mayoría de los que escucharon las disertaciones del físico entendieran algo de lo que dijo.

A modo de prueba le expongo el testimonio del mítico columnista Julio Camba, que en un artículo para el diario El Sol no dudó expresar sus dudas al respecto: “Indudablemente, todos los allí reunidos le admirábamos [a Einstein] mucho; pero si alguien nos pregunta por qué le admirábamos nos pondrá en un apuro bastante serio”.

Einstein, Buñuel, García Lorca y Dalí

Si bien hay algo publicado, hasta donde he podido averiguar en las biografías consultadas sobre los tres artistas, no he encontrado ninguna referencia concreta a que ninguno de ellos asistiera a la conferencia de ese 9 de marzo de 1923 en la Resi

Aunque es seguro que en esa fecha los tres vivían en la Residencia y, dada la notoriedad del físico y la importancia del acto, podemos dar por cierto que participaron, de una forma u otra, en ese acontecimiento tan notorio e irrepetible. No olvidemos que la fama del relativista era mundial.

Una extraña mezcla, la de un físico relativista y tres artistas con escasa (o nula) formación científica, pero no difícil ya que debían de estar al corriente dada la enorme difusión que la prensa madrileña daba en forma de crónicas de todos los actos de Einstein.

Y es posible que la mezcla humanística produjera una reacción en ellos (me refiero a los artistas), que la semilla científica sembrada por el genio alemán fructificara en el campo artístico de los tres, eso sí, de diferente forma y grado. (Continuará)

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