domingo, 29 de enero de 2023

‘Quedan plazas libres de 0 años’. Adenda

(Continuación) Una inexistencia que bien reflejan los almanaques en los que el primer día de cada mes no viene numerado con el 0, así como tampoco lo viene el primer mes, ¿o acaso han visto el primer día de este Año del Señor escrito como 00-00-2023? No, claro que no, es absurdo ¿entonces por qué insisten?

De vuelta con los números

Como nuestra sociedad utiliza el sistema métrico decimal, a la hora de contar, los primeros diez años son los que empiezan en el año uno y acaban en el diez, los primeros cien años los que empiezan en el uno y acaban en el cien, y así sucesivamente.

De modo que los primeros cien años (un siglo) empezaron el 1 de enero del año 1 y acabaron el 31 de diciembre del 100, y lo denominamos siglo I o primer siglo. Lo mismo cuenta para los milenios, el primer milenio se cumplió cuando transcurrieron los primeros mil años, el 31 de diciembre del 1000.

Es decir, que cuando el pasado 31 de diciembre finalizó el año 2022, lo que empezó fue el tercer año, de la tercera década del tercer milenio. Ya, parece evidente, pero no todos piensan igual. Es el caso del auto titulado “investigador paranormal”, que otrora vistiera aventurero chaleco de “coronel Tapioca” y hoy traje oscuro.

Entre letraherido y cienciaherido

Para él, como existió el año cero, también debió existir el siglo y el milenio cero, por tanto, al acabar 1999 no entramos en el XX sino en el siglo XIX y, por ende, en el segundo milenio. Sin embargo, cualquiera le ha podido oír que estamos en el siglo XXI y lo hace en un programa que lleva por título ‘Cuarto Milenio’ Pero, ¡cómo cuenta este hombre!

En la línea de defensa de la inexistencia del año cero (recuerde a Echegaray y Caro Baroja), desde mediados del siglo VIII los historiadores adoptaron esta convención siguiendo el no uso del año cero del monje benedictino nortumbrio Beda (672-735), en su Historia ecclesiastica gentis Anglorum, de 731.

Por ir acabando, estamos quizás ante un problema de anumerismo o, peor aún, de analfabetismo alfanumérico. Una “magufada” más o, como quien dice, de la ciencia a la pseudociencia y, una vez instalado en ésta, de la beocia a la estulticia, sin solución de continuidad.

Pero es solo mi prescindible opinión de pretendido cienciaherido, aunque ya sabe que la estupidez insiste siempre (Camus, ‘dixit’).

[*] Introduzcan en [Buscar en el blog] las palabras en negrilla y cursiva, si desean ampliar información sobre ellas.

 

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