[Esta entrada apareció publicada el 23 de diciembre de 2022, en la contraportada del semanario Viva Rota, donde también la pueden leer]
Sabemos desde hace siglos que la locura ha fascinado al hombre y buena prueba de ello es ver cómo el acervo popular se ha hecho eco de esa ancestral atracción, asociando dicha enfermedad con la supuesta existencia de una piedra alojada en el cerebro que había que extraer.
Naturalmente hoy sabemos que dicha piedra no existe y no hay nada
pétreo que sacar de nuestra cabeza, sin embargo, durante mucho tiempo la
ignorancia, el miedo a la enfermedad, la ausencia de remedios y la presencia de
charlatanes, ganapanes y timadores de las finanzas de los crédulos que se
prestaban, propiciaron su existencia y suspecta extirpación.
Aunque de todo había en la viña del señor, pues también existían personas racionales y escépticas, muy pocas, cierto es, pero ahí estaban. Como el médico, químico y físico persa Al-Razi (865-925), quien denunció en sus escritos a estos presuntos cirujanos que decían combatir la locura, además de la epilepsia y las posesiones diabólicas, practicando un taladro en el cráneo para, a continuación, mediante una hábil maniobra de prestidigitación, simular que extraían un guijarro del interior de la cabeza, la piedra de la locura.
Bien, pero, ¿por qué una piedra y no otro objeto? No tenemos ninguna certeza, pero es probable que la idea proviniera del hecho de que, en algunos de estos pacientes, se encontrara una concreción calcárea o calcificación dentro de la cabeza, una formación de estructuras minerales similares a los cálculos renales. Unas “piedras” que presionarían sobre el cerebro o taponarían los ventrículos o generarían una disfunción neural, alterando el normal funcionamiento encefálico.
Lo que podría ser. El caso es que esta credulidad se propagó durante el medievo hasta bien entrado el siglo XVIII, propiciando la existencia entre los curanderos ambulantes del gremio de barberos y sangradores, de una especialidad conocida como los extractores de piedras. Cuya práctica consistía en algo parecido a una lobotomía, una trepanación por la que se abría el cráneo de la persona que se consideraba estaba loca, para extraer esa supuesta piedra que le afectaba la razón y por la que, gracias a sus dotes de convicción, obtenían pingües ganancias a costa de la ignorancia popular y la necesidad humana.
Como seguro sabe, a lo largo de la historia han
existido diversos intentos para corregir la disfunción mental mediante la
operación quirúrgica del cerebro, es la base de la psicocirugía. Una disciplina cuya historia
está repleta de tragedias y errores motivados por distintos factores: poco conocimiento
de la composición, estructura y funcionamiento cerebral; deseo de algunos
médicos de jugar a aprendiz de brujo; o la continua existencia de sanadores,
curanderos y otros tipos de estafadores, que se aprovechan de nuestra
ignorancia y ansiedad por recuperar la salud.
[*] Introduzcan en [Buscar en el blog] las palabras en negrilla y cursiva, si desean ampliar información sobre ellas.
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