[Esta entrada apareció publicada el 16 de septiembre de 2022, en la contraportada del semanario Viva Rota, donde también la pueden leer]
A propósito de una reciente entrada sobre Arquímedes, refiriéndolo como un polígrafo de la antigüedad, un atento seguidor del blog me interpelaba con un: ‘¿Pero no es un aparato detector de mentiras?’.
Por supuesto que sí, en absoluto anda usted falto de razón, pero sucede que estamos (RAE) ante una palabra de origen griego que es polisémica, pudiéndose referir a (1) dicho instrumento comúnmente conocido como máquina de la verdad, y que en realidad es un tipo particular de polígrafo. Uno utilizado para el registro de reacciones fisiológicas, con la pretensión de distinguir entre verdad y mentira, pero sin validación científica alguna, dicho sea de paso.
Y es que, en puridad, el término alude a (2) cualquier tipo de instrumento de medición que registre simultáneamente valores por medios electrónicos. Es más, también es (3) una antigua máquina automática utilizada para imprimir copias y conocida como mimeógrafo o ciclostil. En esta misma línea de acepciones, incluso se refiere a (4) la “persona que se dedica al estudio y cultivo de la poligrafía”.
Ya he escrito al respecto en el blog, pero por si no se quiere tomar la molestia sepa que, desde Parménides y Heráclito, con sus iniciáticos antagonismos ontológicos y epistemológicos, no paramos de darle vueltas a esto de la verdad y la mentira; se ve que nos interesa.
Por si es su caso, le diré que estas máquinas no detectan
nada de nada acerca de las verdades o mentiras emitidas por el poligrafiado, solo
registran los resultados de determinadas reacciones fisiológicas como el sudor
o los latidos del corazón mientras lo hace, e interpretan las causas.
Una interpretación subjetiva que dependerá del nivel intelectual, experiencia y conocimientos del interpretador, lo que arroja muchas dudas sobre la certidumbre de su informe. De hecho, son escasos los sistemas legales que los admiten como prueba en juicio, máxime existiendo métodos más fiables como la Resonancia Magnético Nuclear, RMN.
Trato de decirle que los polígrafos pueden ser unas máquinas infalibles en sus registros, lo que falla es la humana interpretación de los mismos; vamos que lo de detectar verdades no es cierto.
Como anécdota le
diré que cuando se comercializaron estos aparatos se recompensó con dinero a
quien pudiera engañarlos; al día siguiente no pocos habían ganado muchos
dólares y tuvieron que retirar la recompensa. No le digo más.
Pero existe otra definición (5), “Escritor que trata sobre materias diferentes”, si bien presenta una variante ocultista, “Quien escribe de manera secreta o cifrada”, y una despectiva, “Quien escribe sobre distintos asuntos sin tener los conocimientos suficientes”.
Al fin y al cabo, la escritura no es más que una reacción
química entre verdad y mentira que da como productos una verdad ficticia, una mentira
verosímil, ambas dos, o ninguna. Cosas de la química.
[*] Introduzcan en [Buscar en el blog]
las palabras en negrilla y cursiva, si desean ampliar información
sobre ellas.
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