(Continuación) Pene entendido en su acepción latina, como órgano genital que presentan los ejemplares machos de algunos animales y empleado tanto en la excreción urinaria como en la copulación, y que en el DRAE aparece como sexta (6.ª) entrada del término rabo en su acepción vulgar de pene del hombre.
Es decir, la sinonimia solo la contempla para la especie humana
y no es extensible a ninguna otra. A ninguna. Trato de decirle que para el
perro, el gato o el toro su rabo es la cola y no el pene.
“Españolito que vienes al mundo te guarde Dios”
Un apunte gramatical
claro y contundente que no fue óbice para que, desde las autoridades
competentes de la época, se impulsara fervientemente su cambio en el sector de
la restauración, por la expresión “cola de toro”.
En su opinión, menos transgresora para la religiosidad y el sentido del decoro del, supuestamente, pudoroso españolito medio sobre cuyos hombros, no lo olvidemos, descansaba la ingente responsabilidad de ser la gran reserva espiritual de Occidente. Ay, es nada.
Un cambio errado,
gramaticalmente hablando, pero ‘aconsejado y aconsejable’ desde la persuasión inductora
de las fuerzas del régimen que, poco a poco, fue arraigando en la mayoría de
los rincones culinarios de España.
De hecho, en la
actualidad, son pocos los lugares en los que se refiera de la forma original,
rabo de toro, predominando por el contrario la de cola de toro, todo un
eufemismo, dicho por otro lado.
Mapa nacional toro-rabera
Que me conste, en Salamanca, le hablo ya de hace unos años, era la única designación empleada. Algo parecido a lo que ocurre en Córdoba. En Madrid, sólo la anuncian así algunos de los locales más prestigiosos, al igual que en Sevilla, y en otras provincias andaluzas no es muy frecuente esta denominación.
Ni que decirle tengo cual
utiliza Enrique, hombre de buen paladar y conocedor de dónde ir a comer los
auténticos platos porque, claro, una cosa es que digan que lo son y otra bien
diferente que lo sean.
Para él, consciente de
que el toro es el único animal que vivo tiene rabo y muerto cola, y ante la
evidencia de un único apéndice por animal, me plantea una nueva cuestión tan inquietante
como ineludible: “Carlos, ¿son de toro bravo todos los platos de rabo o
cola que nos comemos?”. (Continuará)
[*] Introduzcan en [Buscar en el blog] las palabras en negrilla y cursiva, si desean ampliar información sobre ellas.
No pueden serlo. No hay toros para tanto plato. Espero la continuación. Enhorabuena por el blog y estas entradas "taurinas".
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