[Esta entrada apareció publicada el 09 de julio de 2021, en la contraportada del semanario Viva Rota, donde también la pueden leer]
Es el nombre que, en su sistema de nomenclatura binomial puso en 1758, el taxonomista sueco Carlos Linneo, a la especie de ave limícola que conocemos como chorlitejo o chorlito patinegro tan característico de playas, arenales costeros, saladares, marismas mareales y lagunas.
Un ave de patas
alargadas, cuello ancho y robusto, y una cabeza pequeña en proporción al resto
del cuerpo. Un detalle éste que hace pensar, desde el punto de vista
fisiológico, que estamos ante un animal incapaz de procesar razonamientos
complejos, una creencia en realidad que, para más inri, se ve reforzada
por su comportamiento.
Como seguro sabe, el chorlito se caracteriza por hacer sus nidos a ras de suelo y depositar allí sus pequeños huevos, sin más, lo que parece posibilitar que otros animales puedan comérselos.
De ahí la conocida expresión
popular “Tienes cabeza de chorlito”, para hacer referencia a alguien
que, por decirlo de forma suave, tiene poca cabeza, pero no de volumen, no van
por ahí los tiros, sino de inteligencia. Vamos que este pájaro parece tener
poco sentido común, o eso es lo que parece decirnos el saber popular, las creencias.
Sin embargo, es bien sabido que las cosas no siempre son como parecen, ¿qué dice la ciencia al respecto, el saber académico? Pues desde la ornitología, rama de la zoología que se dedica al estudio de las aves, y en base a datos y pruebas, se apunta en otra dirección.
De un lado y con respecto a su capacidad de razonamiento, el tamaño de la cabeza no tiene porqué ser
significativo desde el punto de vista fisiológico. No siempre el tamaño
importa.
Y de otro, en relación a la supuesta falta de sentido común de sus nidos en el suelo, tan solo señalar que cuando han perdurado hasta ahora como especie por algo será. Recuerde que solo sobrevive el espécimen que mejor se adapta al entorno, eso dice el mecanismo de selección natural de la teoría de la evolución biológica del naturalista inglés Charles Darwin. No, los chorlitos no tienen “cabeza de chorlito”, ya me entiende.
Sin embargo, el hombre no es una especie cualquiera. Y su incívico y vandálico comportamiento contra el ambiente, provoca que no pocas especies animales estén en peligro de extinción.
Como le ocurre al chorlito, a los que el turismo masivo, la
urbanización descontrolada, la retirada de arribazones de algas, la eliminación
de zonas de vegetación dunar o el no uso de las pasarelas para desplazarse
sobre ellas, han hecho que pierdan parte de su hábitat, se dificulte su
reproducción o no encuentren refugio y alimentación.
Unas circunstancias que han hecho disminuir la población de esta especie en un 70%. Sí, el hombre sí tiene cabeza de chorlito, ya me entiende.
[*] Introduzcan en [Buscar en el blog] las palabras en negrilla y cursiva,
si desean ampliar información sobre ellas.
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