(Continuación) Y si esto ya ocurre con un tamaño de unas pocas unidades de masas solares, ¿cómo es que existen estrellas del tamaño de varias decenas (85 y 66) de masas solares? Desgraciadamente no lo sabemos, por ahora.
¿Qué y cuánto nos queda por aprender acerca de
la teoría de los agujeros negros? ¿Seguiremos detectando más ondas
gravitacionales? Pues todo apunta a que el fenómeno sideral ha venido, como
el coronavirus SARS-CoV-2, para quedarse entre nosotros. De hecho,
durante este año se han multiplicado el número de ondas gravitacionales detectadas
y que delatan las colisiones entre agujeros.
Más y más agujeros negros
Y entre estas perturbaciones, unas que revelan
la inusitada existencia de otros tipos de agujeros. Unos de masas
intermedias a las citadas con anterioridad y que no dejan de asombrar a los
astrónomos ya que, tampoco ellos, según la teoría actual, deberían existir con
esos valores másicos.
Por no hablarle de otros más extraordinarios aún, los supermasivos agujeros negros, de millones de masas solares que se han detectado en el centro de algunas galaxias. No, no hay duda que estamos ante un tercer (3.º) y merecido hito científico de 2020.
Un descubrimiento de gran alcance, que seguro ampliará
y revolucionará los conocimientos que tenemos de los agujeros negros, planteando
nuevos retos no ya, acerca de la magnitud de las masas estelares implicadas sino,
por supuesto, y ni que decir tiene, sobre la gran sensibilidad y precisión requeridas
en los métodos de detección. Ciencia, tecnología y técnica
cogidas por la misma mano del hombre.
Secuenciación del coronavirus
Le mencionaba de refilón
unas líneas más arriba al SARS-CoV-2, una cita
que me viene que ni pintada como percha de la que colgar otro hito que, quizás,
por la vorágine de esta maldita pandemia, ha
pasado desapercibido.
Me refiero a cómo fue posible que, ya el 11 de enero de 2020, tan solo once (11) días después de que la Organización Mundial de la Salud (OMS) recibiera la alerta de un nuevo tipo de neumonía detectada en Wuhan, este mismo organismo publicara en Twitter que había recibido de China las secuencias genéticas del nuevo coronavirus.
La respuesta es el genoma,
apreciado lector, entendido aquél como un conjunto completo de ADN
dentro de una sola célula de un organismo. Más en concreto del genoma
humano, presentado en 2001, como caso singular dentro de la genómica,
un novedoso campo de la biología molecular, encargado de estudiar la
estructura, función, evolución y mapeo de los genomas.
Veinte (20) años tan solo
contemplan a la genómica como disciplina científica, y ya es tanta su trascendencia
científica y técnica. Para empezar, gracias a ella, investigadores de todo el mundo han
podido desarrollar sus propios estudios sobre la evolución del virus, métodos
de detección, desarrollo de vacunas, etcétera. (Continuará)
[*] Introduzcan en [Buscar en el blog] las palabras en negrilla y cursiva, si desean ampliar información sobre ellas
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