lunes, 17 de mayo de 2021

‘Relativity’, poesía [CR-134]

[Esta entrada apareció publicada el 30 de abril de 2021, en la contraportada del semanario Viva Rota, donde también la pueden leer]

“Me gustan la teoría de la relatividad y la mecánica cuántica / porque no las entiendo, / porque hacen que tenga la sensación de que el espacio vaga / como un cisne que no puede estarse quieto, …/”. Así arranca, por si no cae en este momento, el poema ‘Relativity’ incluido en el libro de 1929 ‘Pensamientos’ (en inglés ‘Pansies’), del conocido y polímata escritor inglés D. H. Lawrence (1885-1930), autor entre otras bondades literarias, como seguro sabe, de: El amante de Lady Chatterley’; ‘El arco iris’; ‘Hijos y amantes’; etcétera.

Ya de la que va, y en la misma línea de interés científico del poeta, le pongo sobre aviso acerca de otros dos poemas en los que, como en el de marra, nos muestra también su visceral reacción ante la “nueva física” de principios del pasado siglo XX.

Me refiero a ‘The Sane Universe’ (El universo cuerdo), sobre la cordura del átomo, del espacio, del electrón, y a ‘The Third Thing’ (La tercera cosa), acerca de la composición química del agua). Pero vayamos por parte, como me dice el carnicero al preguntarme: “¿Por dónde corto, Don Carlos?”.

Tras la lectura del poema, resulta más que evidente la presencia implícita de otra mente brillante, en este caso la del genial y archiconocido físico alemán Albert Einstein (1879-1955), autor de dos teorías relativistas: la publicada en 1905, Teoría de la Relatividad Especial (TRE) y, la Teoría de la Relatividad General (TRG), publicada en dos artículos de 1915 y 1916.

Bueno pues he aquí, uno de esos nexos que sabe me gustan y no poco. Arte y ciencia, ciencia y arte, juntos -vamos, humanidades, lo que hacemos los humanos-, marchando de la mano en un blanco sobre negro impreso como éste y pretendidamente divulgador.

Estará conmigo que en principio no está mal, no, nada mal. Un vínculo en esta ocasión entre el arte de la literatura y la ciencia de la física, la moderna, o por precisar más, entre poesía, relatividad y cuántica.

Un poema que es fruto de los primeros y crédulos escarceos relativistas que el controvertido escritor realiza en el ambiente cultural europeo del Modernismo de finales del siglo XIX y principios del XX, especialmente en el periodo 1906-1908, y a través de la lectura de otras tantas obras de relativistas victorianos, asociadas a diferentes entidades culturales relacionadas entre sí como: el mundo natural, caso de Darwin y Huxley; la verdad para James; o el universo en el de Spencer y Haeckel.

Le dejo con el poema: “… / que no quiere quedarse quieto ni que lo midan; / porque me dan la sensación de que el átomo es una cosa siempre impulsiva, / que cambia siempre de idea”. Intuitivo y franco.

[*] Introduzcan en [Buscar en el blog] las palabras en negrilla y cursiva, si desean ampliar información sobre ellas.

 

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